jueves, 6 de diciembre de 2018

40 años de la Constitución.

Se acerca Navidad a pasos agigantados y todavía no he mandado ni una postal de felicitación a nadie.  La abuela me da la lata cada día: - "¿Ya las has mandado?" "¿Qué esperas. La caída de los higos chungos?" - Otra que da la tabarra es la Cotilla ¿Qué le importará a ella.

Esta mañana han llegado juntas las dos amigas. Traían un bandeja de ensaimadas y dos botellas de chinchón sin estrenar. - ¿Qué se celebra? - "¿En qué mundo vives, boba de Coria? ¿Cómo vas a encontrar novio si estás todo el tiempo en la Luna?" - ¿De qué es la fiesta? - ¿Por qué? - ¿Por qué, qué?  - "¿Qué de qué?" - ¡Yo qué sé! - "Así debió salir la letra del Aserejé"

- "Hoy cumplimos cuarenta años..." - ¡Anda ya! jajajajajaaaayyyyyyyy. ¿A qué viene ese pescozón, abuela? - "Lo mismo digo de tus risas" - Me trasladé al otro lado de la mesa del comedor y balbuceé: - Es que... los cuarenta... - "¿A ver lo que dices?" - Que ya... no... los... cumplís...

La abuela cogió una ensaimada y poco a poco, llegó hasta el acuario y como el que no quiere la cosa, fue tirando trozos al agua. - ¡Qué haces! (le gritó la Cotilla) - "Huy, es que mi nieta me pone de los nervios y me despisto" - No me extraña ¡Que cruz tienes con ella!

 - Hoy hace cuarenta años que teníamos cuarenta años menos. - ¿Esto es lo que celebráis? - Celebramos la Constitución ¡ya tiene cuarenta años! - "Hay que ver cómo pasa el tiempo para todos menos para mi que sigo fresca y lozana como cuando tenía quince años..."

Por supuesto, no la contradije. Nos sentamos en el comedor y hablaron de lo que pasaba cuando se votó la Constitución. De lo jovencitas que eran (yo callaba y calculaba: en 1973 tenían 60 años... o sea que éste año cumplen, o han cumplido, los ¡100 años!)

Me cayó un lagrimón de la emoción de tener una abuela centenaria que usa estilettos cuando se va de fiesta, o sea, todos los días. Me miró intrigada. - "¿Qué pasa?" - ¡Cualquiera se lo dice! -

- ¿ Echo un chorreón de chinchón a las algas del acuario? -  "Echa" - ¡Estáis locas! (gritó la Cotilla, levantándose de golpe de la silla pero no fue lo suficientemente rápida. Y Pascualita agradeció nuestro gesto dando saltos mortales y llenando el suelo de agua. - ¿Qué es ... eso? - Las algas, que están contentas.

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