sábado, 5 de enero de 2019

La Cotilla trabaja a destajo.

La Cotilla ha vendido casi todos los zapatos. Se está forrando la tía. ¡Y no fui capaz de ofrecerle ser su socia! Que mal fario tengo con los negocios.

En el periódico salió la noticia del robo de un montón de zapatos del mismo pie, en el tiempo que tardó la dueña del establecimiento en ir un  momento al baño y volver... Claro que también dice que la policía encontró una revista Hola en el cuarto de baño. Se comentó, por parte de la autoridad, que la lectura en ese lugar, ha causado tantos estragos que las casas de seguros han informado que, a la familia que practique éste vicio, no le harán un seguro de hogar.

Al ladrón le han puesto el título de El más inútil de Palma. Y le han preparado una trampa poniendo, en el mismo lugar de la otra vez, los zapatos del pie contrario que, en el momento del robo, estaban expuestos en el mostrador de la zapatería. Pero la Cotilla no picó el anzuelo. - Ya han pasado los Reyes... ¿para qué los quiero?

También decía otra cosa el periódico: ¡Noticia de última hora! A punto ha estado de suspenderse la Cabalgata de los Reyes Magos. Los trajes y complementos de sus Majestades, desaparecieron. Lo descubrieron al ir a vestir sus galas. Buscaron por todos los rincones y nada. Finalmente, cuando el barco que los llevaba a tierra estaba a punto de atracar en el pequeño muelle de las golondrinas, alguien sugirió que vistieran vaqueros y camisas de leñador. - Será una forma de acercar las Monarquías mágicas, al pueblo llano. - ¡No tenemos esa ropa! - Pues... la que lleváis bajo los ropajes, así el acercamiento será más notorio aún. - No llevamos nada debajo porque en nuestros países el calor nos obliga a ir fresquitos.

La cabeza pensante se dio cuenta que podía ser linchado por la multitud de padres y madres de los angelitos que aguardaban la llegada Real al muelle si sus Majestades se presentaban ante los niños como sus madres les trajeron al mundoy dejó de decir tonterías. Lo que hicieron fue parar el barquito en la bocana del puerto para esperar nuevas y más productivas, ideas.

La casualidad quiso que una viejecita, profesional del trapicheo, se acercara al embarcadero con una bolsa repleta de telas de brillos y colorines, tocados suntuosos y joyamen, diciendo: ¡Mirad que bonito! Lo vendo a precio de saldo ¡Comprad rápido que me lo quitan de las manos! - En un plis plás hubo un intercambio de ropajes por euros. Y todos contentos hasta que los ayudantes reales se dieron cuenta de que acababan de comprar lo que, antes del robo, era suyo. De la viejecita risueña no se encontró ni rastro. La Cotilla tiene mucho arte camuflándose de palmera.

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