miércoles, 30 de enero de 2019

A vueltas con la factura.

Serían las cinco de la madrugada cuando sonó el teléfono.- ¿Digaaaaaaaaaaaaaaaaa...? - "¿Tú me diste una factura ayer?" - Humm... estoy segura que no. - "¿Que no, qué?" - Que no te di ninguna factura? - "¿Y porque te has espabilado tan rápido cuando te lo he preguntado y otras noches no te despierta ni la banda de música del Teatro Real tocando junto a tu cama?" - Pues... - "¡Eso es la mala conciencia que tienes! ¡¡¡Claro que fuiste tu, boba de Coria!!!" - ¡¡¡Que noooooo!!! Te lo juro por Geooorge. Colgó con tal fuerza el teléfono que el ruido retumbó durante un rato en mi oído.

Pensé que ahí acababa la cosa pero no había hecho más que empezar. Sonó, de nuevo, el teléfono. esta vez era el abuelito quien me llamaba. - ¿Por qué le has dado esa factura a tu abuela? - Ya lo he aclarado con ella. No he sido yo... tal vez sea cosa de la Cotilla.

La respuesta me dejó descolocada: - Encajarás, perfectamente, en el nuevo Partido que estamos montando con Juanra. - ¿De fútbol femenino? - Político. Te reservaré uno de los primeros carnets. - ¡Ni hablar del peluquín! - Saldrás más de casa, conocerás gente nueva y ¿quién sabe? también al futuro padre de nuestro futuro bisnieto . - ¡¡¡Que no!!!

Estaba cogiendo, de nuevo, el sueño cuando me volvieron a llamar. Era Geooorge: - Madame decir que you decir que yo morir... ¿Tú ser tonta? - Anda y vete con el Brexit a otra parte, atontao. - ¡Tu decir... - ¡Nada he dicho! - You jurar for mi. - ¡Eso sí! - ¿Por qué? ¿Way? ¡Yuo loca! - ¡Anda y que te den morcilla, inglés!

A media mañana, mientras desayunaba con Pascualita y comentaba con ella la noche toledana que me había dado aquellos tres, llamaron a la puerta. Al pasar por el comedor hice amago de lanzar a la sirena al acuario pero noté que  mi pulso no estaba muy fino y la metí en el canalillo del escote.

Bedulio estaba en el rellano. - Vengo a por el sobre que te di el otro día. - No lo tengo. - ¿No lo habrás tirado? - Poco faltó ¿De dónde saco el dinero para pagar aquella burrada de multa? - No era para ti... - ¿Te equivocaste? ¿Y si me hubiese dado un infarto? ¿Eh? ¿Y si me muero? ¿Eh? ¡¡¡Te voy a poner una denuncia que se te va a caer el pelo!!!

Con el énfasis que le di a mis palabras, Pascualita estuvo en un tris de caerse al suelo. Bedulio vio el ligero movimiento en el escote. - Huy... se te sale... un ... no, los dos "esos" - ¿El qué? - Los... esos... - Señaló con el dedo. - ¿Los pechos? - Bedulio se puso rojo y yo fardé delante de él, achuchándomelos  con fuerza, cosa que molestó tanto a Pascualita que me mordió con saña, la muy jodía.

Gritando, saltando, llorando, moqueando, corriendo pasillo arriba, pasillo abajo como una loca ante los ojos, atónitos del Municipal. Los botones de la blusa saltaron y una exageración de carne turgente se desbordó con creces del sujetador y siguió, siguió, siguió, creciendo. Bedulio no está hecho para tener emociones fuertes y cayó desmayado en el rellano de la escalera.

No hay comentarios:

Publicar un comentario