lunes, 8 de noviembre de 2021

Bodas de oro.

 - "8 de noviembre de 1971 - 8 de noviembre de 2021 = 50 años. ¡Bodas de oro!" - La abuela me cogió fuera de juego porque yo estaba más dormida que Carracuca cuando sonó el teléfono a las seis y media de la madrugada. Lo máximo que se me ocurrió decir fue: - ¿Tengo que cantar bingo...?

Una vez que me hubo despertado, siguió hablando: - "Como son varios los socios y socias que cumplen los cincuenta años de casados, esta noche celebraremos una fiesta por todo lo alto en El Funeral. Las chicas (¿?) iremos vestidas de novia y los chicos (¿?) de novios. Las solteras iréis de damas de honor. Ya tengo preparado el vestido de Pascualita..." 

Estas últimas palabras borraron de golpe el sopor que se había vuelto a apoderar de mi: - ¡Por encima de mi cadáver! (grité) ¿Quiéres que la descubran? - La abuela me colgó el teléfono que volvió a sonar a los pocos segundos. - "Pasaremos a recogeros a las siete de la tarde" - ¿Has oído lo que he...? (volvió a colgar y volvió a sonar) - "Que no se te olvide coger a Pascualita" - ¡¡¡Pero es que...!!! 

A las siete de la tarde yo estaba emperifollada con un vestido, largo y lleno de lazos, alquilado en un local de disfraces y con una enorme pamela entre las manos. Pascualita, metida en el termo de los chinos, escuchaba al árbol de la calle cantar O sole mío mientras llovía a cántaros.

La entrada en El Funeral fue delirante. Había novias de blanco satén deambulando por todas partes. El tul de los velos formaba espesas nubes de gasa que barrían el suelo de la cafetería. 

Algunas novias no habían podido resistir la tentación de ponerse el vestido que lucieron cincuenta años atrás. Para algunas fue toda una epopeya. Largas y anchas tiras de velcro mostraban el lugar en que las costuras se abrieron para dejar pasar la ilusión y los cuerpos que un día fueron tallos de junco.

Esa noche la abuela y mi primer abuelito cruzaron entre ellos las miradas enamoradas. Ella no lo veía, él sí. Y ambos sintieron en el corazón el pellizco que, cincuenta años atrás los había unido mientras sus ojos decían, como entonces:  Te quiero.


 

 

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