viernes, 19 de noviembre de 2021

El amor es ciego.

Delante de una paella de marisco que olía a gloria y sabía mejor, los abuelitos reconocieron que pensaron que era un tontería, siendo tres de familia (ellos y yo) pagáramos dos facturas de la luz, ahora que está por las nubes. Y decidieron trasladarse a vivir a mi casa para pagar solo una factura.

La explicación no estuvo mal. Incluso me pareció una buena idea hasta que el chinchón tiró de la lengua a la abuela y se descubrió el pastel. -Entonces ¿yo pagaré una parte de la factura y vosotros, dos? - "¡¿Nosotro...ssss...?! ¿Por qué, vamos a ... ¡hip... !ver, boba de Cooooo... ria?" - ¿Esta es nuestra caaaa... ssssa? Noooo, nooo yyyy noooooo jajajajajaja ¡Es tuya!... (se me quedó mirando fijamente, luego volvió a arrancar) Si es tuya... ¡pagas! Si no lo... es... ¡hip!,,, no. Peeeeero... ¡hip! ¡¡¡LO ES!!! Asi que... ¡hip! ...     ¡TRACATRA, CHIMPUM... ¡hip!... TE A TOCADO!

Andresito dormitaba delante de la tele y me levanté como un rayo a apagarla. Geoooorge encendió la luz de la salita cuando nos trajo ¡más te! y un segundo después estábamos a oscuras. - ¡Mi no ver! (protestó) - ¡Ajo y agua! (contesté) - Mi no entender. - Ya aprenderás.

Los abuelitos se pasaron la tarde durmiendo bajo el montón de mantas que les fue echando el mayordomo y yo aproveché para saludar a mi primer abuelito que venía envuelto en un sudario de pura lana de oveja, oveja incluída. - ¿También hace frío en el Más Allá? - Aquí tenemos temperatura neutra, vamos, que ni chicha ni limoná.

- ¿Has oído la caradura que tiene la abuela? - Aspiró profundamente y se tragó todo el aire de a casa. Corrí a abrir ventanas mientras,  a gritos, ordenaba a la cristalera que hiciera lo mismo. - Al expulsar el aire, que no le hacía falta para nada, el abuelito, soñador, dijo: - ¡Que mujer! Por cosas como éstas me enamoré de ella.

 

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