domingo, 12 de diciembre de 2021

Que mala uva.

 El concierto de pitos que se formó en la calle me indicó que los abuelitos venían a verme. Corrí al balcón y ahi estaba el magnífico rolls royce aparcado, como siempre, en la parada del bus y taponando la calle.

Los abuelitos trajeron los avíos para una paella de marisco y croquetas ya hechas! - ¿Las has hecho tú, GeorgeBrexit? - Me lanzó una mirada asesina y murmuró:  Te importará to mach, boba of Coria. (o eso fue lo que entendí)

La abuela, pintada como una puerta, con las pestañas tan largas que podría haberse hecho tirabuzones y unas ganas de agradar que me olieron a cuerno quemado, me preguntó - "¿Ya tenías preparada la comida, nena? " - No, estaba dudando entre abrir una lata de fabada o una de lentejas con chorizo. 

En cuanto nos sentamos a la mesa llegó la Cotilla. - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaa! Hombreeee, ¿vosotros por aquí? - Y se sentó sin que nadie la invitara. De repente la abuela centró en mi toda su atención. En mi y en las croquetas. - "¿Qué tal me han salido? - Buenas. - Dirás buenísimas, alma de cántaro. - "Cotilla, que conteste mi nieta"

La Cotilla arrugó el morro y siguió comiendo. Y la abuela a lo suyo. - "Prueba ahora ésta otra?... ¿qué tal?" 

Tuve que probar tantas y tan distintas que, cuando Geooorge sacó el arroz, ya no tenía hambre. Y lo mismo les pasó a los otros que seguían mi ritmo. En un momento, entre croqueta y croqueta, tuve tiempo de preguntar: - ¿Dónde vas tan emperifollada, abuela? - "Te reirás pero, cuando dijiste que mi primer marido se había vuelto taaaan elegante desde que está en el Más Allá, no quiero ser menos. 

Precisamente estaba volando a un palmo sobre nuestras cabezas, envuelto en sedas de Oriente, antiquísimas. No lo dije pero la abuela siguió mi mirada y supo que arriba estaba su ex. Y como todo tiene su contrapartida, Doña Celos Reunidos Jeyper se encendió de celos y las bombillas de la lámpara estallaron. - ¡Ya vale, tía, que no gano para bombillas! - le recriminé. Entonces sentí que tres pares de ojos, estupefactos, estaban clavados en mi: los de Andresito, Geoooorge y la Cotilla.

Inicié una conversación con la abuela: - ¿A qué ha venido tanta croqueta distinta? - Son para El Funeral y he querido innovar y con tantos ingrediente he metido, en lugar de harina, un poco de mata cucarachas en una de las pastas de croquetas ¡y no sé en cual!" - ¡¡¡Abuela!!!

Cogí la última que quedaba y la lancé con rabia contra la pared pero la Cotilla, de un manotazo me desvió el brazo y se estrelló contra el cuadro de la Santa Cena, patinó y acabó en el acuario donde la sirena dio buena cuenta de ella... sin que le pasara nada.

Cuando, por fin, los abuelitos se fueron, la Cotilla y yo nos frotamos las manos ¡como nos íbamos a poner de arroz de marisco!... si lo encontrábamos. Fue el árbol de la calle quien se chivó. -  "El inglés se ha llevado la paellera a El Funeral, querida"

 

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