martes, 21 de diciembre de 2021

¿Dónde está Pascualita?

 La camisa no me llega al cuerpo. Estoy superhistérica, asustada, preocupada. Vivo sin vivir en mi porque ¡ha desaparecido Pascualita! Ya no sé dónde buscar. He vuelto la casa patas arriba por lo menos tres veces ¡Y no aparece!

He tenido un pálpito al pensar que ha podido caer a la calle desde el balcón. Por eso he salido a preguntar a todo bicho viviente, como en el cuento del Gallo Kirico: - ¿Dónde está Pascualita? - Vidriera, balcón, hojitas, gorriones, árbol, invitados a la Cena, bolas de polvo, fregona, escoba, lámpara del comedor, acuario, Pepe... ¿dónde está Pascualita? - ¡Qué se yo! (dijeron todos) Que la busque quién sea más listo. - Contestaron.

- ¡Pascualitaaaaaa! - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaaa! - Ay, Cotilla, ¿dónde está la medio sardina? - La vecina abrió los ojos como platos y dijo: - ¿No me digas que has llegado a ese extremo? ¡No me lo digas! - Vale. - ¡¿Media sardina? ¿Has sido capaz de comprar media sardina? ¿Y yo qué comeré? 

Antes de que mi neurona se pusiera en huelga corrí al balcón. Bedulio apareció por la esquina haciendo su ronda diaria. Al verle le grité: - ¡¡¡Bedulioooooooooooooo ¿dónde está Pascualita?!!! - ¿Quién...? - Entonces me di con un canto en los dientes porque lo tenía a mano y dije: - ¡Anda! ¿No se lo he preguntado a mi primer abuelito? - En ese mismo momento, el Municipal giró en redondo y corriendo, se fue por donde había venido.

 Entré en casa. A un palmo sobre el cantarano de la abuela, flotaba mi primer abuelito envuelto en un sudario imitando el traje de detective decimonónico y mirando con la lupa al cajón secreto.

Lo abrí presurosa y ¡allí estaba la sirena! - ¡Gracias abuelito...! - La sirena ni se inmutó al verme porque estaba muy ocupada comiéndose el décimo de Lotería de Navidad que iba a hacerme millonaria mañana ¡La madre que la parió!

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