lunes, 6 de diciembre de 2021

Las luces de Navidad.

Aprovechando que el viento ha ido a descansar después del tute que lleva desde hace unos días, he ido a ver las Luces de Palma y para no aburrirme me he llevado a Pascualita y a Pepe el jibarizado que, de paso, me guardará las llaves como llavero que es.

Al pasar frente a la tienda del los chinos del señor Li apresuré el paso. Solo faltaría que saliera para ver que llevo en el viejo termo que le compramos, hace ya diez años por lo menos, para meter a Pascualita al salir en paseos "culturales" ya que la abuela aprovechaba estas ocasiones para explicarle nuestras peculiaridades, que la sirena escuchaba encantada.

En cuanto nos metimos en el Paseo del Born y Pepe vio la iluminación de los árboles formando una bóveda lanzó su OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO de admiración. Lo sé porque no paraba de enfocarlos con su ojo-catalejo. 

Me sentí avergonzada de la escandalera que tenía montada el cabeza hueca sin pensar que los demás no pueden oírla ¡Y a mi que me zurzan! La voz de mi primer abuelito me susurró: - ¡Te has ido sin mi! - ¿Querías ver las Luces? Pensaba que te bastaba con la Lámpara del comedor, Tenorio jejejejeje - No sé de qué me hablas, nena... ¿Has visto ese Arbol de luces? ¡¡¡Me estoy enamorando!!! - Abuelito, es del género masculino... - ¡El amor no conoce géneros!!! Amor es Amor y ya está.

Cuando volví a casa, el abuelito seguía volando alrededor del Arbol de luces, haciendo ondear la capa del sudario de un espectacular color rosa. Mientras me alejaba pregunté al abuelito, telepáticamente: - Si la Lámpara me pregunta por ti qué le digo. - Pero no me escuchó


 

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