Geooooorge frenó en seco el rolls royce en la parada del bus cuando éste se marchaba. Dos minutos después la abuela entraba en casa. - "¡Nenaaaaa, soy yo!" -Fue tan violento el portazo y el grito anunciándose que me llevé un susto de muerte porque estaba concentrada en enseñar a Pascualita a comer como una persona educada. Cosa harto difícil porque, ni es persona ni está educada.
Del susto, lancé la sirena al aire y se estrelló contra el cristal de la ventana de la cocina, que es muy suya y se abre cuando le da la gana. El nuevo grito de la abuela me soliviantó: - "¡¡¡¿Qué le has echo a mi chiquitina?!!!"
- ¡Para ya de asustarme! Me pones de los nervios. - "Geoooorge, coge el acuario y vámonos" - No puedes hacer eso. El mayordomo nunca a visto a Pascualita y querrá hacerse rico a su costa (dije a la abuela, entre dientes para que no me oyera el inglés) - ¿Yes, madame? - ¡Fuera de mi cocina! (le grité) (la sirena seguía estampada en la ventana)
Rabiosa por no poder hacer su santa voluntad, a la abuela no se le ocurrió otra cosa que, de un tirón fuerte y seco, arrancarme la pluma de cisne que era mi mayor orgullo. - ¡¡¡AAAAAAAAAAYYYYYYY!!! - "No te quejes. Te he salvado de la monotonía del color blanco. Si fuese de marabú o de pavo real... " - Y, ni corta ni perezosa, se fue llevando el "trofeo" en una mano y diciendo adios con la otra.
Lo último que le escuché fue: Geoooorge, llama a mi sombrerera y que vaya pensando modelitos para lucir ésta maravilla...
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