sábado, 7 de mayo de 2016

El Tiempo.

En mi casa solo se oyen lamentos: ¡Aaayyyyyyyyyyyyyy! "Aaaaaaaayyyyyyyyyyyyy" ¡Aaaaayyyyyyyyyyy! - Pascualita no se queja, ni Pepe, porque no pueden hablar pero también debe dolerles el cuello... Bueno, a Pepe no sé... algo le dolerá al pobre aunque tiene poca superficie para el dolor. Andresito y la Momia también se quejan en la Torre del Paseo Marítimo.

La abuela, la Cotilla y yo hemos ido a Urgencias para que nos pongan un collarín. El de la abuela será más difícil porque lo quiere con lentejuelas rojas y no sé si la Seguridad Social está para florituras.

En la Sala de Espera del Hospital hay más gente con el cuello dolorido. Es una enfermedad insular, de las Baleares mismamente. Tan extendida entre los isleños que los bebés ya empiezan a mutar y muchos vienen a éste mundo con el cuello torcido. No es un consuelo porque la ropa no les sienta tan bien como si lo tuviesen recto pero, al menos no les duele como a nosotros.

Las fábricas de collarines y las farmacéuticas hacen su agosto vendiendo cremas, lilimentos, pastillas... contra la tortícolis. La Cotilla no para de darle vueltas a la cabeza para encontrar un remedio casero y forrarse pero es difícil. No se concentra porque, además del dolor, está el cabrero general que sufrimos tres veces al día. Y eso desgasta mucho. Menos mal que tenemos siempre el chinchón a mano y nos levanta un poco el ánimo.

Tampoco Bedulio se salva. Le he visto patrullar llevando un collarín a juego con su uniforme de municipal. - Le pregunté a la abuela - El abuelito, que tiene buenos contactos, ¿no puede hacer nada por arreglar el tema? - "¡Que va! Ahora todo el mundo está pendiente de si ganan, o no, las elecciones y de no salir, o sí, en los papeles de Panamá" - ¡Pero sí es que nuestro problema viene de lejos! - "¡Mira que llevamos años protestando!" - Ya, pero si las protestas no va acompañadas de sobres llenos de euros, no valen para nada. - "Eso también se ha hecho pero, que si quieres arroz, Catalina" - ¿No me digas que es cosa del Gobierno que estemos así? - "Vete tú a saber, Cotilla" - Bueno ¿y mañana lloverá o qué? (pregunté ansiosa)

Nos sentamos en la salita frente al televisor y poco después salió el Hombre o la Mujer del Tiempo. Nos da tan igual que ni los miramos. Solo estamos pendientes de que nos dejen ver nuestras islas. Si han puesto un sol, una nube blanca, una nube negra con gotas de agua, la altura de las olas, la fuerza del viento... Pero nada, tenemos que conformarnos con un resquicio... Eso si está espabilada su neurona, que suele ser pocas veces, el resto de los días está comatosa. Y los isleños baleares estiramos y torcemos el cuello con la esperanza de ver nuestro territorio. Y así estamos: cabreados y con el cuello torcido y sabiendo que mañana y al otro y al otro y al...  seguiremos igual ¡Anda que os zurzan!

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