sábado, 19 de octubre de 2019

Un misterio menos.

 ¡Aaaaaaaaayyyyyy! se me han puesto los pelos de punta esta mañana cuando me he encontrado, casi, cara a cara con un dragón aferrado a una canal. Del salto que he dado me golpeado la cabeza con el techo.

Al aterrizar pensé que el bicho se habría ido pero no, seguía allí, en la misma e incómoda, postura. Naturalmente, no lo he molestado, faltaría más.

He ido en busca de Pascualita para enseñarle el dragón y con la secreta esperanza de que se lo comiera porque las sirenas comen de todo, sino cómo hubiese podido vivir hasta hoy la medio sardina que tengo en casa. Llevan más tiempo bajo el mar que los mismísimos dinosaurios, que los peces que cambiaron aletas por patas, que la primera cucaracha que corrió por la Tierra. ¡Que la misma Tierra, incluso, porque seres raros como Pascualita tienen que venir del espacio. De aquella primera nebulosa que acabó siendo un planeta... En fin, que me haría un favor inmenso si se comiera al dragón sin estar yo delante, claro.

La puse lo más cerca posible del "atleta" y me fui. - Anda, Pasculita, saca a pasear tu dentadura de tiburón y úsala para una buena causa.

Una hora después volví y ¡estaban intimando! ¿Así que ésta era la pareja ideal de una sirena? ¡Ni sireno ni pepinillos en vinagre! ¡¡¡UN DRAGÓN!!!

Llamé a la abuela: - ¡Tengo buenas noticias! - "¡Por fin estás embarazada! ¡Geoooorge, abre una botella de cava! ¡¡¡Andresito, vamos a ser bisabuelos y tu madre tatarabuela. La nena lo ha conseguido!!! ... ¿Cómo que con quién? ¡Y yo que sé! ¡¡¡Eso no importa, lo que importa es el bisnieto!!!"

- Abuela, abuelaaaa, ¡¡¡ABUELAAAAAAAAAAAAA!!!... Pascualita ha ligado ¡con un dragón! Nunca lo hubiéramos dicho ¿a qué no?...

Un pesado silencio se adueñó del teléfono hasta que una voz cavernosa dijo: "¡¡¡G.I.L.I.P.OY.A.S!!!"

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