lunes, 21 de octubre de 2019

La Dana... ¡que miedo!




Voy a ver si lo tengo todo preparado y a mano: - katiuscas, paraguas,  chubasquero, barca hinchable, remos... Seguro que me dejo algo.

 Pascualita ya está metida en el termo de los chinos y colgada de mi cuello. La abuela me ha dicho que soy una exagerada. Que los del Tiempo se equivocan más que una escopeta de feria y no sé cuántas cosas más... Ah, sí, que parezco una vieja temerosa ¡¿Vieja yo?! ¿Acaso se ha mirado en el espejo la ricachona centenaria de las narices? Huy la de cosas que le diría si no fuera porque me iba a ganar un pescozón de campeonato.

Tenemos una Dana, como se llama ahora a la clásica Gota Fría, sobre nuestras cabezas y no es agradable la sensación... Me llevaré pan con chocolate. El chinchón que no se me olvide... ¿dos botellas, por si acaso? Mejor tres.

Antes de entrarme la psicosis ésta, comprobé que, de lo que creíamos haber descubierto sobre la vida sexual de Pascualita no hay nada de nada. Pura ansia de dar con la solución. Lo único que hace con los pobres dragones (¡nunca pensé que diría ésto!) es chuparlos hasta dejarlos en puro pellejos vacíos ¡Aaaagh, que asquito!

Le he rogado a la abuela que se lleve a la sirena a su casa y me ha dicho que nones: - "Hay demasiada gente allí: Andresito, la Momia, los cubanitos-culito-respingones, Geoooorge que es un cotillo empedernido como buen mayordomo. Cualquiera de ellos podría descubrirla: - "¿Y eso no queremos que pase, verdad?" - Verdad.

¡Están llamando a los cristales del balcón! ¡Ay! ¿será un ladrón que viene a cantarme una serenata? ¡Que nervios, por Dios! ¿Que hago? ¿Un ladrón cantante? ¿Un tuno despistado? ¡Estoy echa un lío! ¿Quién más puede llamar a los cristales del balcón?... ¿La Cotilla?

Abrí la puerta con mucho cuidado y ¡de repente, una avalancha de gorriones, calados hasta los huesos, abandonaron las ramas del árbol de la calle para cobijarse en mi casa!


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