martes, 29 de octubre de 2019

Una casa con torre.

Para tener entretenida a Pascualita a la hora del desayuno y no salte dentro de su taza de cola cao le he dicho que vamos a tener una torre en casa.

Es lógico pensar que una sirena no tiene ni repajolera idea de lo que es una torre: no la de Pisa, ni la de la Vega, ni la de las Animas... sencillamente una torre desde la que otear la vida que pasa por la calle y¡sin que nadie nos vea.

Ha estado de lo más atenta a lo que le contaba. He podido poner una cañita en la taza y ella solita, despistada, ha ido absorbiendo el líquido. ¡Ni una gota ha caído en la mesa!  He mirado a Pepe que, desde su estante de la cocina, también parecía asombrado. Tiene mucha vida interior ésta cabeza jivarizada... a lo que parece.

Durante la mañana Pascualita no me ha quitado el ojo de encima esperando, supongo, que la lleve a la torre, imaginaria por mi parte, pero muy real por la suya. No sabía qué hacer. Una sirena cabreada puede ser muy peligrosa. Afortunadamente, la olla que había puesto temprano al fuego para hacer un caldito, me salvó.

Cuando más apurada me veía porque Pascualita empezaba a sacar su dentadura de tiburón a pasear, rechinando los dientes que sonaban a navajas de albacete con malas intenciones, de la olla empezó a salir humo que subía hasta el techo: - ¡Mira, (le grité) ya se forma la escalera!

Los ojos de la sirena siguieron la dirección de mi dedo. - ¡Ahora se formará la torre y podremos visitarla! - Cuando me pareció que ya había bastante humareda, no solo en la cocina, sino en toda la casa, cogía a la media sardina y la lancé al aire. - ¡Pero sujétate allí arriba, atontada!

El humo era tan espeso que dejé de verla y, asombrada, supe que me había echo caso y estaba sujeta a... ¿a qué, si todo era vapor de agua? - Corrí a abrir la ventana de la cocina y el humo salió enredándose por las ramas del árbol de la calle - ¡Pascualitaaaaaa! ¿Dónde estás?

Un estruendo llegó del pasillo -  ¡¡¡¿QUE PASA?!!! - No se asuste, señora ¡Somos los bomberos! ¿Dónde está el fuego?

La puerta de la calle está ahora apoyada contra la pared del pasillo; el agua de las mangueras sale por el balcón y desborda hacia la calle; la olla se ha quedado sin caldo y yo sin olla. Y Pascualita ha aparecido encima de un mueble de cocina... Pero lo peor ha sido que nos hemos quedado sin torre con la ilusión que nos hacía...


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