domingo, 26 de junio de 2022

Que humos.

He pasado varias veces delante del acuario esta mañana y he visto la metamorfosis de la sirena. Primero se ha limitado a lanzarme miradas profundas, más adelante ya eran de ceño fruncido para acabar por saltar fuera del acuario hasta casi tocar el techo. ¡Menudo susto se ha llevado mi primer abuelito! 

- ¡Para, bicho, que estás tirando agua afuera! - Le grité pero no quedó ahí la cosa ni me hizo caso. Finalmente me ha escupido un buchito de agua envenenada y después ha sacado su dentadura de tiburón a pasear de tal modo que era una declaración de guerra.

- ¿Se puede saber de qué vas? - Por toda respuesta se ha puesto firmes, rígida diría yo, con los brazos cruzados sobre el pecho en plan Faraón del Alto y Bajo Egipto - ¡ La madre que te parió! pues sí que te ha dado fuerte... ¿No pretenderás que me incline ante ti? - Eso es lo que quiere (apostilló mi primer abuelito) 

Lo miré fijamente para asegurarme de que me estaba tomando el pelo. Pero su semblante no lo decía. - ¿Me arrodillo, camino hacia atrás, me arrastro por el suelo, le beso los pies ¡Ay no, la cola quería decir jejejeje! - Dice que sí a todo esto y quiere que lo hagas cada vez que pases delante del acuario. 

A mi alrededor se había producido un silencio extraño, incluso los gorriones callaban. Así que era verdad, el pequeño monstruíto se estaba convirtiendo en una tirana de tomo y lomo. 

La voz profunda del árbol de la calle, dijo: -  ¿Qué esperas? solo faltas tu ... - Sin pensarlo, le di una patada al acuario y se estrelló contra el suelo haciéndose añicos. El agua salada pidió paso a la cristalera y salió por el balcón camino de la alcantarilla para regresar al mar. 

De repente, estallaron gritos de alegría en las gargantas de todos, incluso de las bolas de polvo. Y mientras esto pasaba yo gritaba también aunque de dolor porque la jodía sirena me arreó un mordisco en el dedo gordo del pie derecho, del que incluso se llevó un cachito. A ver cómo voy mañana al trabajo con un dedo que no cabrá en ningún zapato porque no deja de crecer a lo ancho y a lo largo... ¡hip!... menos mal que... ¡hip!... tengo chin... ¡hip!... chòn...

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