miércoles, 5 de mayo de 2021

Mejor el Ahora.

 He pasado media mañana en el balcón con Pascualita metida en un barreño de plástico, tomando el sol tan ricamente hasta que Paquito el chocolatero, atronando al barrio, ha roto la placidez del momento. 

En la parada del bus acababa de aparcar el rolls royce de los abuelitos. Los gorriones del árbol han interrumpido sus tareas y sus charlas, temerosos. La cristalera del balcón ha cerrado las puertas dejándome fuera. El árbol de la calle ha musitado: - ¡Que vergüenza para un coche tan magnífico!

Cuando la abuela se ha apeado yo acaba de meterme entre las ramas del árbol. No tenía ganas de que me hablaran de las elecciones de Madrid ¡que tostón! y ella parecía dispuesta a ponerme la cabeza como un bombo con ese tema.

Una hojita aterrizó a mis pies, me subí en ella y al abrir los ojos estaba en un salón de baile donde la gente, alegre, bailaba el charlestón como si no hubiera nada más importante en el mundo ¡Y no lo había! pero eso solo los sabíamos Pascualita y yo en aquel lugar.

Eran los Felices Años Veinte del siglo pasado. Y hacían bien en disfrutar de la vida porque lo que venía después era una nube muy negra.

Naturalmente, me sumé al baile con Pascualita en el escote llevando el compás con los bracitos en alto. Fue un rato muy agradable donde, además, reconocí a mis bisabuelas, tan jóvenes, tan guapas, tan despreocupadas. Cerré los ojos y al abrirlos, estaba de nuevo en mi balcón.

Ahora estoy segura de que no quiero olvidar el Pasado ni quiero conocer el Porvenir. Incluso la sirena estuvo de acuerdo y disfrutamos del Ahora, brindando con chinchón on the rocks, fresquito.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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