viernes, 7 de mayo de 2021

Madrit.

Andresito tiene el ego subido desde que "los suyos" han ganado en Madrid, una ciudad al que él llama Madrit. Y a eso se agarra la abuela para reirse de él: - "Se dice Madriz, hombre, o te tomarán por un paleto" - ¡Yo lo digo! Mira, pon la oreja: M.A.D.R.I.T.

Las risas de la abuela se oían de una parte a otra de la calle. ¡Que comida le estaba dando al abuelito! - Déjale, pobrecito, que le va a sentar mal la paella de marisco. - Y el seguía, erre que erre. - Pues cuando yo iba a Madrit, y mira que he ido veces por lo de mi Partido, nunca me corrigió nadie. Señal de que lo digo como toca. - "Porque eras de los que se rascaban el bolsillo invitando hasta al botones de la Sede.

En una cosa tenía razón la abuela, por más que pinchó a Andresito, no perdió el apetito y se comió tres platos de arroz como tres soles. Luego remató la jugada echándose un siestón de tres horas. A hora por plato.

Desde lo alto de la lámpara del comedor, mi primer abuelito se enjugaba las lágrimas de la risa con el bajo de un nuevo sudario. - ¿Estuviste de safari en Africa, abuelito? - ¿Te gusta el dibujo? es una copia exacta de la piel que tenía uno de los guepardos del Negus de Abisinia. - ¿Lo conoces? - ¡Claro! Aquí nos conocemos todos, nena.

La abuela me dio un codazo. Estábamos sentadas en el sofá dando cabezadas a la hora de la siesta. - "¡Para ya de hablar que no me dejas dormir!... ¿Qué pasa con el Negus... ? - Tu ex lo conoce... 

Abrió unos ojos como platos: - "¿Ya estás con el rollo de mi primer marido? No le creas  que tiene más cuento de Calleja" - Pues lleva un sudario de lo más original con dibujos africanos. - "En el Mercado de Pere Garau puedes comprar los que quieras..." 

Entonces me llegó, telepáticamente alto y claro, lo siguiente: - ¡Que placer verla rabiar de envidia! 

Miré al fantasma de mi primer abuelito a los ojos y exclamé: ¡Aún la quieres!

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