Pascualita está en plan estrella de Hollywood. Nada suavemente, sube, baja, en su acuario. Los movimientos son elegantes. Se esconde bajo las algas del fondo y aparece de nuevo moviendo suavemente la cola. Como si acariciara el agua... Estoy sorprendida y encantada. Llevo toda la mañana observándola... ¡que bonitoooooo!
Llamé a la abuela y se lo conté: "¡Grábala! Ahora vengo" - No tardó nada en llegar. Esta vez no subió Geoooorge. - "Quién quita la ocasión, quita el peligro. Así no se podrá ir de la lengua" - Pero si es un mayordomo inglés que son la discrección personificada. - "Por si las moscas"
La sirena seguía a lo suyo y nosotras, embobadas. Absolutamente absortas... por eso, cuando oímos: - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaa! - ... nos dimos de cabeza contra el techo del salto que pegamos. - ¡¡¡COTILLAAAAA, JOPÉ!!!
¿Qué pasaaaaa...? - También mi primer abuelito, encantado ante el ballet acuático que nos regalaba Pascualita, se asustó y eso que es un fantasma. A través de la telepatía escuché y entendí, la retahíla de palabrotas que soltó.
Cuando la lámpara del comedor se estrelló contra el suelo por culpa del sobresalto que se llevó el abuelito, también la Cotilla saltó. - ¿Pero... pero...? ¿Esto es un terremoto...? - La vecina estaba blanca como una pared recién pintada. - ¡Aaaaaaaaaayyyyyyyyyyy que me da el teleleeeeeee...! - "¡Lo que nos faltaba! ¡Qué va a ser un terremoto! Es mi primer marido que quiere matarnos a sustos!"
Fue nombrar a mi abuelito y la Cotilla salió por pies. - ¡¡¡El terremoto lo ha provocado él. No nos perdonaaaaaaaaaaaaa!!!
A todo ésto, Pascualita seguía evolucionando cuando, de repente, un cántico celestial y envolvente, salió de su garganta. El cántico ancestral con el que las sirenas han atraído a los machos desde que el mundo es mundo... - "No me extraña que los marineros cayeran bajo su embrujo". - Era todo tan irreal... hasta que el OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO de Pepe el jibarizado nos sacó bruscamente del hechizo y grité: - ¡¡¡CALLA YA, JODÍO!!!
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