sábado, 31 de octubre de 2020

Jalouïn.

- "Nena, ¿tienes tu agenda muy llena para hoy? jijijijijijijiji" - Abuela, menos recochineo. - "Te invito a la fiesta de ésta noche" - ¡¿La de jalouïn!? ¡No me lo puedo creer! - "¿Sí o no?... pues ponte fea"

Me pasé el día probándome ropa del año catapún, maquillándome, peinándome... No encontraba nada lo suficientemente terrorífico, así que decidí que mejor iba de mi misma y Santas Pascuas.

En El Funeral ésta fiesta se celebra por todo lo alto. Las fotos enmarcadas de los difuntos socios, colgadas en la Pared de los Finados, se engalanan, más o menos, artísticamente y se bebe, se come, se baila y se canta, en su honor, hasta el Toque de Queda.

Los abuelitos pasaron a recogerme. Ambos torcieron el gesto cuando me vieron sin maquillar. - "Siempre tienes que dar la nota" - dijo la abuela y me pareció notar un deje de envídia.

Al llegar a El Funeral ya estaba atestado. El jolgorio se escuchaba hasta en la calle. Fue poner yo un pie en la cafetería y se hizo el silencio para, de repente, ponerse a dar alaridos como posesos, asustados por mi aspecto. 

Bailé toda la noche con los seres más terroríficos: Dráculas, demonios, momias, monjas malditas, malos y malísimos de todo pelaje. ¡Que bien me lo pasé! Muchas socias me felicitaron por mi maquillaje. Riendo les decía que todo era natural, pero la risa se me congeló cuando una se asombró: - ¿Es tu cara?  - Se volvió hacia sus amigas y dijo. - ¡Pobrecita! Ya se puede ir despidiéndose su abuela de tener un bisnieto. (¡Tendría que haberme pintado o ponerme careta!)

Fue tanto el chinchón que se bebió en la Fiesta que, para cuando el dueño del negocio anunció que se acercaba la hora de cierre y todo el mundo se puso su mascarilla, más o menos macabra, para salir a la calle, sabíamos que, esta noche, el chinchón le pudo al maldito virus.



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