domingo, 1 de noviembre de 2020

Noche de Todos los Santos.

Después de la noche loca en El Funeral pensé que, al llegar a casa podría dormir a pierna suelta pero no ha sido así. Al abrir la puerta por poco piso a Pascualita que venía reptando por el pasillo. Tendré que ponerle rejas al acuario. La sirena se partía de risa... nunca la había visto así. Por otro lado, el OOOOOOOOOOOOO de Pepe el jibarizado se escuchaba en todos los rincones de la casa - Pero ¿qué os pasa? - Cogí a Pascualita. - A ver, échame el aliento... ¡Puag, que peste a pescado pasado! Venga, todo el mundo a dormir

Oí voces en la salita. - Aaaaayyyyy, que me han entrado okupas mientras estaba de juerga. - Me entró pánico. Marqué el número de los municipales: - ¿Está Bedulio? Que venga rápido y con refuerzos. ¡Han invadido mi casa!

Media hora después apareció Bedulio con unos compañeros, altos como torres. - Están... en la salita ... -Yo temblaba como una hoja mecida por el viento - Pasad...(dije)  - ¿No entras...? Pues yo tampoco... - Bedulio, por tu padre, no seas tan miedoso. - Dio dos pasos hacia el comedor y se paró en seco. - ¿Esas lamparitas... son un nuevo altar... de la Cotilla...? - No Son animetes porque es la Noche de Todos los Santos y mañana el de los Fieles Difuntos ¡¿A dónde vas, Bedulio?¡

Sus compañeros lo detuvieron antes de que saliera corriendo. - Venga, hombre, que no se diga que los municipales tienen miedo. - En ésta casa... sí.

Se asomaron, lentamente, a la salita y en un periquete salieron todos por pies. - ¡¡¡OS LO DIJE. ESTO NO ES NORMAL!!!

Haciendo de tripas corazón, me asomé yo también y ¡ahí estaban, felices y enamorados, mi primer abuelito y la Momia disfrutando de su amor, romántico y platónico. Era una estampa preciosa pero los municipales solo vieron la mitad, a la Momia bailando con "alguien" a quien ellos no veían.

Poco a poco los fui descubriendo. Estaban todos los miembros de mi familia desde siglos atrás. La luz de ses animetes les enseñaron el camino. Llenaban las habitaciones, las lámparas... Mi madre me recriminó: aún no le has dado un bisnieto a tu abuela, nena ¿A qué esperas? - ¿Sabes qué te digo, mamá? que como tienen dinero, ¡que se lo compre! - Y seguimos la fiesta hasta la salida del sol.

 

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