miércoles, 4 de noviembre de 2020

La pantomima.

 He puesto una tumbona de playa en el balcón, sobre las tablas que tapan el gran agujero que tiene que arreglar la Comunidad, para disfrutar de los últimos rayos de sol calentitos

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaa! ¿aún no te lo han arreglado? ¿No ves que un día pasarás por ojo, boba de Coria? - Dice el administrador que no hay dinero en caja para esto, Cotilla. Además, que tener ese agujero será una bendición el día que caiga el Diluvio Universal, porque el agua se irá por ahí y no me inundará el piso. - Pero si ese Diluvio es muy antiguo. Cuando yo era pequeña e iba al colegio ya nos lo contaba la maestra. - ¿Ah, sí? ¿Está segura? - ¡Claro! ¿A tí no te lo contaron? - No tenía yo entonces cabeza para Diluvios, estaba llena de la música del Dúo Dinámico... aaayyyy... que guapos eran...

La Cotilla aprovechó mi momento de éxtasis para encerrarse en la salita. - ¡Oiga! (le grité en cuanto volví en mi) ¿No estará montando otro altar dedicado a los Amigos de lo Ajeno? - NO. - ¿Seguro? - Seguro. No lo estoy montando sino que YA ESTÁ MONTADO.

Cuando pude entrar la salita parecía Valencia en Fallas. Todas las velas ardían. Allí hacía un calor de mil demonios. - ¡¿Quiere que arda todo?! - Todo no. Con un poco basta. - La miré a los ojos. Tenía pupilas de cabra. - Ya decía yo que está como una cabra. Voy a por agua. - ¡Ni lo sueñes! Si quieres agua llama a los bomberos y que vengan en seguida aunque no sean los del calendario ¡Rápido o esto pronto será una barbacoa!

Mientras esperábamos escuchar la sirena, la Cotilla me confesó que todo había sido idea de la abuela. - Está harta de que pase el tiempo y siga sin bisnieto. Ella, a cambio de un sobre gordito, ha planeado ésta pantomima. Y tú procura elegir un bombero, ¡coñe ya!  - Me dará pena dejar mi casa e irme a vivir al cuarto piso... - ¡¡¡¿A MI CASA?!!! ¡¡¡JAMÁS DE LOS JAMASES!!!... Anda, trae una jarra de agua y apaguemos ésto que no había caído yo en el detalle ese...

No hay comentarios:

Publicar un comentario