lunes, 30 de noviembre de 2020

La visita del médico.

 - "¡Holaaaaaaaaaa!... ¡Adiós!" - Salí corriendo del cuarto de baño. - ¿Abuela? - Me asomé al balcón con el tiempo justo para ver partir el rolls royce de los abuelitos.

La visita, si se le puede llamar así, fui un visto y no visto.

Interrogué a mi primer abuelito. - ¿A qué ha venido la abuela? - Yo, en sus cosas no me meto.- ¿La has visto? - Sí. - ¿Ha dejado algo? - No. - Entonces ha cogido algo. - Como te he dicho, no me meto en sus cosas. - Dicho ésto cerró su canal telepático conmigo y se dedicó a admirar una telaraña que adornaba una esquina del techo del comedor.

De repente tuve un presentimiento: ¡Pascualita!. No estaba en la pecera. Ni había rastro de agua sobre la mesa o el suelo. No se había ido reptando. - Corrí a la cocina: - ¡Pepeeeeeeee, la abuela ha raptado a la sirenaaaaaa!

El árbol de la calle, al oírme, alzó su voz llamando a Pascualita y le oyeron hasta en el último rincón del barrio. - ¡Chist, calla jodío! - Pero el mal ya estaba hecho. De ventana a ventana, de balcón a balcón, en las calles y plazas la gente se preguntaba ¿quién es Pascualita?

El rumor de miles de voces acalló los televisores. El nombre de la sirena iba de boca en boca. El clamor llegó hasta el cuartel de los municipales y el Jefe mandó a unos cuantos, Bedulio entre ellos, a enterarse de lo que estaba pasando. 

Todas las conjeturas de los vecinos caían en saco roto. Y cuando ya no quedaban más mujeres que descartar, Bedulio tuvo un pálpito que lo hizo palidecer al pasar bajo mi balcón - ¿Será uno de los fantasmas de ésta casa?

El rolls royce aparcó en la parada del bus a duras penas porque el gentío lo inundaba todo. La abuela entró en casa con Pascualita en plan broche, prendido en la solapa del vestido. - "¡Hale, ya tiene un termo nuevo mi chiquitina! Por cierto que el pobre señor Li tuvo un encuentro con un maleante que le puso la cara hecha  un cromo. Aún tiene secuelas... Dijo que fue en tu rellano, nena, cuando venía a decirte que ya habían llegado los nuevos termos... Le había pedido que te diera el recado... ¡Fuíste tú el maleante!" - ¡NO! Tu chiquitina de las narices.

Y el árbol de la calle seguía gritando: ¡¡¡PASCUALITAAAAAAAAAAA!!!

No hay comentarios:

Publicar un comentario