jueves, 19 de noviembre de 2020

¡Solucionado!

El problema del árbol de la calle quedó zanjado cuando llegué a un acuerdo con él. Solo cantaría en las fiestas: del barrio, del Patrón de la Ciudad, en Carnavales y en las verbenas veraniegas. El resto de días lo haría cuando se lo pidiera yo y flojito.

El árbol es de buen contentar. El Alcalde, a quién le había caído el marrón sin comerlo ni beberlo, suspiró aliviado aunque seguía en pie el asunto de la sustitución de árboles de la Plaza por los que se talaron sin venir a cuento, pero eso es otro cantar.

Hicimos una performance en la que pedimos el indulto para el árbol de la calle. La gente, concentrada en mi calle, con un pañuelo verde en las manos, como hacen los taurinos, agitándolo al grito de ¡¡¡I.N.D.U.L.T.O. YA!!!.  El alcalde, haciéndose un poco el remolón, sacó por fin, su pañuelo verde y aquello fue un clamor. La gente bailaba, gritaba, se daban el codo, siempre respetando las distancias y con mascarilla.

Pero no todos quedaron contentos. Por ejemplo, a los que les sentaba de maravilla irse a dormir tempranito. A quienes les gustaba oir cantar al árbol, que no eran pocos. Y en un momento dado, se armó un zafarrancho entre estos y los que despotricaban del árbol y querían abatirlo. 

La "Fiesta" acabó con Bedulio y sus compañeros vestidos de Robocop, dando mandobles a diestro y siniestro. Momento que aprovechó la Cotilla para calentarme la sangre. - ¿A que no has pedido al alcalde que te pague un caché cuando el árbol cante en las fiestas? - Pues no... - ¿Ves cómo nunca vas a tener un duro? ¿Cómo quieres que te salga un padre para el bisnieto de tu abuela, boba de Coria? - ¿Por qué me tienen que pagar a mi, según usted? - Porque el árbol está en tu balcón ¡Que es que hay que dártelo todo máscado, jodía! Que cruz tenemos contigo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario