martes, 24 de noviembre de 2020

Mi primer abuelito es un galán.

 He recibido una llamado de Andresito. - Nena, ¿puedo quedarme unos dìas en tu casa? - ¿Por qué? - Te lo estoy pidiendo como refugiado familiar. Lo que está pasando en la Torre del Paseo Marítimo es para mear y no echar gota. Mi madre, a sus muchísimos años, está desmadrada.

Ya sabía yo que, yendo mi primer abuelito allí, se mascaría la tragedia. - Puedes venir pero no te olvides ni la cartera ni al mayordomo, que guisa muy bien.

El rolls royce no tardó en aparcar en la parada del bus. Me asomé al balcón al escuchar los primeros pitos. Vi bajar del coche al abuelito y a Geooooorge. Cargó con la maleta de Andresito, la llevó al cuarto de soltera de la abuela y se largó con viento fresco el jodío.

- ¿Por qué no se queda con lo bien que guisa? - Ese es el motivo. Tu abuela lo prefiere a él antes que a mi porque dice que no sé freir un huevo... sin embargo no dice nada de lo bien que me quedan cocidos.

Se le veía tristón. - Mi madre se ha vuelto loca. Baila con el aire, le sonríe, le besa, coquetea y le llama amor de mi vida. No sé que puedo hacer. - ¿Con el aire? ¡Ja! Déjala en paz que no está sola. - Ah, claro. Se imagina que está con mi padre... snif... que emotivo. - ¿Con tu padre? ¡Que va, hombre! - ¿Entonces? 

Cambié de tema. - Vamos a la despensa a elegir la lata que vamos a comer hoy. - ¿No hay otra cosa? - ¡¿Tú has visto el surtido que tengo, señor Caprichitos?! 

El balcón se abrió de repente y alguien me dio un guantazo que me tiró al suelo medio tarumba. - ¡Ayayayayayayayayayayayyyyyyyyyyyyyyyyyy! ¿Quién ha sido el cretino? - Perdona, hija, pero es que el viento me ha embaucado y traído hasta aquí dentro de un remolino.

Debajo de la mesa del comedor estaba el gran pez que me hablaba. - ¡Ni remolino, ni leches! Ahora mismo te hago en escabeche. - No puedes. Soy un pez volador y tu una picajosa ¡Anda y que te aguante tu tía! - Y salió volando, camino del Caribe.

No hay comentarios:

Publicar un comentario