Pascualita se ha animado a contar sus aventuras eróticas, desde el Principio de los Tiempos. cuando sirenos y sirenas reinaban en los mares que, en aquel entonces era solo uno, enorme. Y ahora no hay quien la pare.
Mi primer abuelito no dejaba de traducir los explosivos orgasmos, producidos entre Pascualita y su sireno, capaces de remover el fondo marino y elevar, entre tracas y mascletás que me rio yo de las Fallas de Valencia, islas y volcanes inexistentes hasta ese momento.
De la cocina llegò el OOOOOOOOOOOOOOOOOOOO de Pepe el jibarizado, cosa que aprovechó mi primer abuelito para tomar aire y descansar la voz. Una risita suya me llamó la atención y pregunté. - ¿Qué dice Pepe? - ¡MENOS LOBOS, CAPERUCITA!
Los personajes montaron un guirigay de risas, silbidos y aplausos al llavero, cuyo ojo-catalejo giraba lentamente saludando al personal. El árbol de la calle, atragantándose de la risa, dijo: Con la poca cabeza que tiene éste tío y lo acertado que ha estado. - Y sin dudar le cantó Tengo una vaca lechera.
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