lunes, 28 de agosto de 2023

Haciendo recuento.

 Da pena ver al árbol de la calle. Está lleno de mataduras y la mitad de las ramas se las arrancó la fuerza de  la Tormenta. Esta mañana han llegado los doctores de los vegetales de Parques y Jardines y lo han llenado de esparadrapos, tintura de yodo, vendas y cabestrillos mientras le cantaban Las Mañanitas en plan mimoso. Está muy dolorido el pobre y no para de lamentarse: ¡Ay, ay, ay, ayyyyy! 

Otro que va como pollo sin cabeza por el barrio es el trasatlántico a quien la Tormenta le rompió los amarres.  Ahora va dando tumbos, a tontas y a locas, aunque feliz de haber logrado la libertad de ir a donde le de la gana sin timón que le sirva de cortapisa.

Está más despistado que un pulpo en un solar. Pero está muy bien educado y se asoma a las ventanas y balcones, saludado a los vecinos y se hace querer.

De vez en cuando toca la sirena sobresaltando a la gente. Lo hace para llamar al Mar pero éste bastante tiene con evitar que se hundan más barcas. 

Hoy ha salido el sol aunque sin mucho convencimiento. La Tormenta descansa del ajetreo del día anterior. Se ha tumbado sobre una nube negra a hacer recuento de todo lo que se ha cargado. Por lo visto quiere batir su propio récord de abatir árboles. Parece que se ha dado por satisfecha y poco a poco, la nube se volvió gris perla.

Pascualita y yo hemos aprovechado para ver la etapa de hoy de la Vuelta a España y, de paso, echarnos una siestecita. 

 

 

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