martes, 3 de octubre de 2023

C se mete en la boca del lobo.

La Momia entró en casa, seguida de GeoooorgeBrexit, con el mismo empaque que lo haría la hermosa Nefertiti. El mayordomo inglés obedeció una orden muda de mi bisabuelastra dejando sobre la mesa del comedor una bandeja de ensaimadas y marchó luego a la cocina  a preparar té y un colacao.

Mientras saboreábamos tamañas delicias, llegó la Cotilla atraída por el olorcito que perfumaba el comedor. - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa! (dijo y empezó a comer como si no hubiera un mañana) 

Los habitantes de casa aplaudieron a rabiar cuando la Momia me pidió que llamara a mi primer abuelito. Algunos soltaron una lagrimilla emocionados ante las escenas de amor atemporal que se avecinaban. La única que parecía estar en desacuerdo fue la Cotilla. - ¡Dejad tranquilos a los fantasmas, cooooñe!

Envuelto en un sudario repleto de cascabeles, cedros del Líbano grandes como castillos y olas  desparramándose en cascadas de espuma de mar, mi primer abuelito estaba espectacular. Para deleite de los mirones, la singular pareja representó la escena del sofá de Don Juan Tenorio.

Llamaron a la puerta y antes de que pudiera abrirla vi como C se deslizaba a través de la cerradura y entraba en casa. Luego los golpes sonaron con más fuerza: era Andresito, mi segundo abuelito que, loco de celos, vino en busca de la abuela. - ¡Se le llena la boca hablando de C! ¿Tú sabes algo, nena? ¿Quién es?

La Cotilla saltó como una resorte. - Pónte a la cola (dijo) ¡Se llevó a mi novio así que yo le daré el primer sopapo!

Iba a darles una conferencia sobre el saber perdonar, etc. etc. cuando vi a C acercarse a la pila de lavar del comedor. Luego fue un visto y no visto cuando Pascualita atacó, dentadura en ristre y se lo zampó.

 

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