martes, 31 de octubre de 2023

Víspera de todos los Santos

Hasta el árbol de la calle tiene espesas telarañas colgando de sus ramas. - Tengo la esperanza de que tu primer abuelito aparezca entre mis hojas que, dicho sea de paso, lo están deseando y piensan recibirlo como se merece el ánima más elegante del Más Allá. - ¡¡¡Es taaaaaaaan guaaaaaapo!!! gritaban alocadas.

Las bolas de polvo salían en tropel de debajo de los muebles con aspecto lastimoso después de haber sido perseguidas y vapuleadas por la escoba que no cabía en sí de gozo: - ¡Como disfruto convirtiéndolas en zombis a escobazos!

Pepe el jibarizado tenía pocas opciones de disfrazarse porque es un disfraz en si mismo, de todos modos incorporé al llavero una cadenita con bola penitenciaria, cosa que le encantó porque sus OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO transmitían ilusión.

Una Dama Blanca cruzó el comedor sin que se supiera de dónde había salido. - Ay, ay... ¿Quién eres... o fuíste? (pregunté con un hilillo de voz) - Fui, soy y seré para siempre... Doña Inés. - Aaaayyyy (suspiré) ¿Y Don Juan? - Ha ido a tirar la basura... (¡que bajón!)

En la calle la oscuridad nos rodea. Mientras, un frufrú de seda suena cuando roza los muebles, las paredes, el aire que nos rodea y que es cada vez más frío... helador.

Pascualita tirita dentro de la pila de lavar del comedor. Tendría que calentarle el agua pero no me atrevo a moverme. Las ánimas llenan mi casa vigilando que no se apaguen las velitas (animetes) que las conectan con el Más Acá. 

Y aparece, por fin, mi primer abuelito, ¡¡¡E.S.P.E.C.T.A.C.U.L.A.R.!!! Dejándose ver lo justo para excitar más a sus fans que se desgañitan pelándose por arrancarse de las ramas que las sujetan y entrar en tropel en casa a por él. 

Va a ser ésta una laaaaarga noche de amor con los que ya no están.

 

 

 

 

 

 

 


 

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