viernes, 1 de febrero de 2019

Geoooorge tiene miedo a la gripe.

A las tantas de la madrugada ha sonado el teléfono. Mi primera intención ha sido no cogerlo pero, pensando que podía ser la abuela y que no pararía de insistir hasta que le contestara, lo cogí: - Hola, abuela. ¿No hay más horas en el día para llamarme que éstas? - No ser madame. Ser Geoooorge.

Salté de la cama, cobrecogida. - ¿Se ha muerto alguien? ¡¿Ya soy la dueña de la Torre del Paseo Marítimo?! - Mi no saber nada. - Pues vaya birria de mayordomo. Aparte de saber planchar los periódicos, debes estár enterado de todo lo que pase a tu alrededor. - Mi estar... ¡snif!... desesperadou... Yo morir sin ver Brexit listo... ¡snif... - ¡Caray! Nunca había oído llorar a un inglés. Aquí pasaba algo raro.

El siguió a lo suyo. - La Torre estar llena de kleenex de madame... - Así que ya se ha constipado. - Sucios. - Recógelos. - Mi dar asquitou. Ser muchos. Madame no querer quitarlos porque... ¡snif! ... ser prueba de que estar al lado de gente que tener frío en América. - ¡¿En serio?! que jodía.

Lo que quería el inglés es que hablara con la abuela para hacerla entrar en razón. - Casa estar llena de microbious. Yo toser. Yo miedo gripe. Yo... tener susto... ¡snif! ... ¿Tú tener sirena?

En mi cabeza sonó una estridente señal de alarma. - ¿Cómo dices?... ¿sirena de policía, de ambulancia, de bomberos...? - No. Animal marinou. Son buenos para quitar males de gripe. - ¡¿De qué vas, Nicolás?! ¡Eres lo más tonto que se pasea por Palma! - No enfadar. Yo tener una en mi país. Y curar. - ¡Qué vas a tener! solo hay una y la t...  (me faltó el canto de un duro para desvelar nuestro secreto a ese cretino)

Ya no me pude dormir y a penas amaneció fui a desayunar con Pascualita a la que le hice un interrogatorio a fondo: - Pensé que eras única, ¿cuántas sois?, ¿es posible que hay sirenas en otras casas? ... ¡Si no me contestas te quedarás sin cola cao! - Por toda respuesta, saltó desde las frutas del frutero, a su tazón y en un segundo esparció cola cao por toda la cocina. Solo entonces hizo la señal de OK. - ¿Qué quieres decirme con eso? ¿Qué sí, que hay más sirenas o que has logrado vaciar tu taza más rápido que nunca?

A media mañana llegó la abuela envuelta en un grueso jersey de lana. Tenía la cara pálida, la nariz roja, los ojos llorosos y tosía como un carretero. Eso sí, bajo el jersey solo llevaba una blusita de tirantes. Pero eso fue lo que menos me preocupó. - Dice Geooorge que tiene una sirena en su casa de Londres. - "Me lo ha contado. Incluso me ha enseñado fotos. Es una caballito de mar. Van bien pero, donde se ponga una sirena, no tienen nada que hacer. Por cierto ¡me la llevo!" - ¿A Pascualita? ¡ni hablar! - Y aquí empezamos una cruda discusión.

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