martes, 26 de febrero de 2019

¡Un corte de mangas para ti, Nicotina!

Bedulio y los componentes de su patrulla, han detenido a una interfecta que dice llamarse Señorita Nicotina. Y con el único dedo que usa para manejar el ordenador, ha tocado la tecla adecuada y ha dado con los antecedentes de la tiparraca, - ¡Se ha cargado a media Humanidad!

Rápidamente han acudido a la Torre del Paseo Marítimo donde, según habladurías de radio calle, ocurrían cosas raras: en lugar de salir por las ventanas el ritmo sabrosón con el que bailan los cubanitos culito-respingones dando vida a la Momia, contemporánea, dicen, de Matusalen...Se dice que, incluso, fueron novios durante un tiempo, sale humo. Pero no del que sirve para elegir, o no, Papa en Roma, sino veneno puro, más mortífero que el de Pascualita que se contenta con hinchar a base de bien al mordido y remediarlo todo con chinchón.

En cuanto entró Bedulio al grito de ¡Alto a los Municipales! la señorita Nicotina intentó escapar por las chimeneas de la casa dejando tras de sí una negra y tóxica nube que se enganchaba a la gargantas, nublaba el entendimiento, roba la voluntad, se apropia de pulmones ajenos, roba vidas con nocturnidad y alevosía.

Cuando Bedulio aprisionó las muñecas de Nicotina, la Momia se quejó, prueba que demuestra su total dependencia a ella. Y la prisionera gritó: ¡¡¡Soplaré, soplaré y la casita tiraré!!! Pero, ésta vez, no pudo. Y la Momia, desesperada decía: ¡¡¡Me moriré!!! - ¡¡¡Y un jamón con chorreras!!!

Pronto volvieron a escucharse los ritmos sabrosones, desapareció el humo tóxico, la risa de la Momia resonó en todo el edificio, planeó sobre el Paseo Marítimo y los pescadores alzaron brazos y voces: ¡¡¡Por fin libres!!! 


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