sábado, 16 de febrero de 2019

La abuela me sale por peteneras.

Desde que Bedulio descubrió el cruel final de mi primer abuelito, vivo sin vivir en mi. He metido al abuelito Pepe (de momento y hasta que se confirmen las pesquisas del Municipal, le llamo así) en la despensa, bien liado en papel de periódico y encerrado en un tarro de cristal... Espero que sea suficiente "prisión" para retener su ánima.

Poco después de llegar la abuela, Bedulio puso pies en polvorosa porque estaba seguro que, después de haberse descubierto el crimen, el ánima de mi primer abuelito vendría pidiendo venganza y no quería que le pillara allí. Por eso, en cuanto se recuperó un poquito, salió en busca de su mujer y su suegra para que hicieran con él lo que quisieran: - Prefiero que me ataquen ellas antes que seres del Más Allá.

La desaprobación de los Presupuestos de Andresito, por la abuela, me ha pillado en medio del cabreo general. - ¿De verdad no te basta el dinero que va a darte el abuelito? - "Bastar me basta, pero quiero más ¡Su madre hace con el dinero lo que le da la gana y su hijo no le pone cortapisas!" - ¿No será porque es la dueña de todo? - "Vale, sí, pero yo también tengo que poder gastar lo que me de la gana. El meollo de la cuestión ha venido cuando he sacado a relucir la pasta que se gasta la Momia con los cubanitos culito-respingones. En ese instante el respingo lo ha dado Andresito porque ha entendido que yo también quiero unos" - ¿Cubanitos? - "Yo no he dicho tal cosa pero él dice que sí"

- Es raro que mi abuelito lo entendiera... - "¡No me gustan los cubanitos culito-respingones, boba de Coria!... prefiero los negritos jamaicanos culito-respingones jijijijijijijiji"

Estábamos en la cocina tomando te con chinchón junto con Pascualita, cuando la abuela se fijó en el estante. - "¿Dónde está Pepe?" - Estooooo... ¡En la lavadora! - "¡¿Estás loca? Se va a estropear" - Tragué saliva y dije con un hilo de voz y dispuesta a salir corriendo si la cosa se ponía fea. - ¿Acaso... no es ésto lo que... quieres? - "¡Noooo! pobrecito mío"

Entonces Pascualita señaló la despensa con su dedito índice, cual Colón, la despensa y, a continuación, hizo a señal de OK. - La abuela entró allí, sirena en mano y poco después salían los tres tan contentos, aunque al abuelito Pepe no se le notara porque el rictus de su cara seguía inmune.

- Abuela... ¿no tienes nada que decirme? - "Que tienes la cabeza a las cuatro de la tarde, atontada, Estaba en la despensa, no en la lavadora" - Es... el... abue... lito... ¿verdad?... -"¿Quién?" - Pe... pe... -
De un tirón me quitó la botella de chinchón mientras bramaba: - "¡¡¡VAMOS A ALCOHÓLICOS ANÓNIMOS, YAAAAAA!!!"



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