domingo, 10 de febrero de 2019

Manifestación rancia habemus.

El abuelito ha hablado por teléfono con Geoooorge y le ha pedido algo. - ¡Y date prisa en traerlo! - Después se ha sentado en la salita a ver la tele ¡y no me ha dicho qué es lo que pasa! Estoy que trino.
Al final no me he podido aguantar: - ¡Si pensabas quedarte más tiempo aquí, lo llevas crudo! ¡¡¡Se acabó el asilo-familiar!!!

Como entré en la salita como un elefante en una cacharrería, Andresito pegó un brinco y chocó contra la lámpara del techo - ¡¡¡NENAAAAAAAAAA, QUE SUSTO ME HAS DADO!!! - ¡Ni susto ni leches. Ya estás cogiendo el portante y te largas a Venezuela! - No puedo porque ahora vendrá Geooorge con las ensaimadas que le he pedido para desayunar. Es que con el estómago vacío no valgo para nada.

Tragué saliva y me dediqué a ahuecar los cojines de los sofás, como si no hubiese pasado nada. - Veo que a ti te pasa lo mismo, nena. ¿A qué venía ese mal genio? - En cuanto tome el cola cao se me pasará, abuelito. No me hagas caso.

El aroma de las ensaimadas recién horneadas llenó toda la casa. Nos sentamos en la cocina y, acto seguido, entró la abuela como una exhalación. - "¡Te lo prohibo terminantemente!" - Con el huesudo dedo índice, apuntando al corazón de su marido, parecía la bruja de la Bella Durmiente: - "¡Te pincharás con uso y moriraaaaaaas! jajajajajajajajajaja"

Al pobre Andresito se le atragantó el desayuno y por poco se cumple parte de la profecía brujeril. - ¡Abuela! ¿De qué vas? - "¡No puedo dejar que salga a la calle con semejante modelito!" - Y sacó de una bolsa que había traído Geoooorge, un traje chaqueta hecho con los colores de la bandera de España. - ¡¡¡OSTRAS!!! ¡Que friki!

- "¡No puedes salir así a la calle! Irás dando la nota" - Hoy es un ... ejem... (Andresito carraspeaba constantemente) día para... ejem... sacar la ban... ejem... dera a la ... ejem... calle. - "¡Pero no un traje , coñe!. Eres un señor discreto. Haber cogido alguno de Christian Dior de los que tienes en el ropero" - De repente, Andresito, rompió a llorar. - "¡Ya estamos! Nena, te lo dejo unos días más!" - Y se fue tan deprisa como había llegado.

Al principio me dio pena porque, el pobre, quería recuperar su puesto de importancia en el partido, sin comprender que ya no pintaba nada. Pero a la media hora se me pusieron los pelos y los nervios,  de punta. Y como la única solución, razonable, que me quedaba era matarlo, lo que significaría hacer un abuelicidio, y sería castigada con muchos años de cárcel, me acerqué al acuario. Pascualita dormía a pierna suelta. La agarré bruscamente provocándole un cabreo fenomenal y acto seguido la tiré a la entrepierna del abuelito.

La escandalera fue apoteósica. Menos mal que las partes blandas se hincharon de inmediato, de manera tan exagerada, que no pudo correr porque sus piernas dejaron de verse una a otra, Pero los gritos, lamentos, chirriar de dientes, vómitos y montañas de mocos, aullidos y litros de lágrimas, tuve que aguantarlos.

Se bebió una botella de chinchón y ahora duerme como un angelito el sueño de los borrachos. Mañana no recordará nada y Pascualita seguirá en el anonimato

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