jueves, 9 de agosto de 2018

Sigo rascando.

Me he enterado que Bedulio lleva días de baja por alteración nerviosa. Este hombre trabaja mucho y eso no puede ser bueno. Además es muy sensible y le afectan cosas que a mi me resbalan. Por eso tiene siempre los nervios a flor de piel. Sus jefes, sabiendo cómo es, le prohibieron llevar el arma reglamentaria y tuvo que entregarla. Creo que le haré una visita.

Otro que tan poco está bien es el abuelito. Que poco aguantan los hombres de hoy en día. Claro que el pobre tiene una buena penitencia aguantando a la abuela. Ella dice que su salud mental se resintió en la última visita que me hizo. Le digo que no puede ser porque no pasó nada extraño. El psiquiatra que lo atiende dice que tiene un shock como un caballo. - ¿No será por verme a mi? (la pregunta que hice iba cargada de ironía) - "No te extrañe" (respondió ella. Ten abuelas para ésto)

He llamado a Bedulio para decirle que iría a verle y me ha contestado a gritos: - ¡¡¡Ni se te ocurra. El monstruo vendrá contigo. Aaaaaaaaaaaaaaahg!!! - Que desagradecido.

Poco a poco, la hinchazón de los labios de la Cotilla, desapareció y volvió a tenerlos como una raya en la cara. Eran la mínima expresión. No hacía más que mirarse al espejo y lamentarse: - Cuando me quedaron como los de Kim Basinguer tendría que haber parado de desincharse ¡coñe! El ánima de tu primer abuelito no tiene término medio.

- ¿Usted lo vio? - Que va. Ya me hubiese gustado para ponerle las peras a cuartos. - Así que solo se presentó ante Bedulio y Andresito... ¿Por qué?... Por cierto, se asustaron muchísimo, pobres. - A mi también me asustaron con sus gritos y carreras. Lo menos que podrían haber hecho era saludar. - Así... que la vieron a usted, con esa boca descomunal... jajajajajajaja ¡Vaya par de valientes!

El teléfono sonó mientras, por enésima vez, limpiaba a Pascualita. Era la abuela - ¡Ya estoy harta de rascar gracias a tu querida amiga! Lástima que no se funda. - "¡Nena, no hables así de las personas mayores!" - Aún lleva pringue entre las escamas de la cola!

 Mientras, la sirena ha vuelto al orinal de porcelana de los años de juventud de la bisabuelastra. - Quédatelo, nena. - Es solo por unos días... - Da igual. Ya estoy cansada de verlo como florero en la mesa del comedor.

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