viernes, 17 de agosto de 2018

El ectoplasma hace furor.

Como una balsa de aceite extendiéndose a toda velocidad, así ha crecido el rumor de la "peculiaridad" de la abuela, conseguida a raíz de bañarse en la playa de C´an Pere Antoni y ésta mañana, desde muy temprano, se ha visto gente en el agua. Por lo visto todos quieren brillar en la oscuridad ya que no brillan, ni poco ni mucho, en su vida diaria.

El mar estaba calmado. El agua relativamente clara, hacía dudar a algunos - Tendría que haber venido ayer. Hoy no parece que esté muy contaminada. - ¡Ya lo creo que lo está! (contestó otra) Y en cuanto descarguen esos nubarrones, lo estará más. - ¡Que chulada! vamos a brillar y ¡gratis! - Chist, no grite, a ver si se van a enterar los políticos y nos hacen pagar.

La Cotilla andaba por allí, recorriendo la playa de arriba abajo, poniendo la oreja en todas las conversaciones. Sacó del bolso una placa de propaganda de una cerveza noruega, se la prendió en el vestido. Cogió después, un pequeño bloc y un bolígrafo. Se acercó a la gente. - ¿Va a bañarse? - Creo que sí. - Pues tenga, le firmo ésta hojita y la llamaremos cuando lleguen las fiestas de San Sebastián para iluminar rincones de nuestra ciudad y hacer guapo. - ¡Que guay! - Es un euro. - Vaya...

Pero fueron muchos los que pagaron para poder fardar el día de la fiesta del Patrón de Palma. El negocio se acabó con la llegada del socorrista que, entre pitidos y aspavientos, hizo que los bañistas volvieran a la arena. Para entonces, la Cotilla, había desaparecido.

La nieta fue una de las que se bañó hasta que se le arrugó la piel. - A mediodía, ante un plato de fabada de bote, se quejó a la abuela - No me noto extraña... no tengo sudores fríos..., o vomitera..., nada. Me parece que conmigo no funcionará lo de las luces de colores.

Y pasó mohína toda la tarde. Ni siquiera se sirvió un chinchón on the rocks. - ¿Falta mucho para que se haga de noche? (no dejaba de preguntar)

A media tarde, los abuelitos se fueron a El Funeral. Iban felices porque, por fin, Andresito había escuchado a la abuela y se había bañado en la playa también.

Quedaba poca luz diurna cuando llegó Bedulio con una multa de los vecinos por ruidos. Mientras trataba de entregármela y yo evitaba que lo hiciera, se fue la luz a causa de la atronadora tormenta que teníamos encima. - ¡Huy!, entra en casa. No te quedes en la escalera. - Cogiéndolo de un brazo lo meti dentro y cerré la puerta. Iba en busca de velas cuando un alarido desgarrador me puso los pelos de punta. - ¡¡¡ABREEEEE. ABREEEEEEEEEE!!! -

Girando en torno mío, vi el ectoplasma de la Cotilla ¡y el mío! ¡¡¡Brillábamos, yujú!!! - En el fondo del acuario, Pascualita brillaba también ¡era una pasada!

Se oyó un porrazo. El Municipal se había desmayado ...de miedo. Pobre Bedulio, que poco aguante tiene...



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