jueves, 11 de octubre de 2018

La abuela se lleva un disgusto.

- " Tengo preparado el repertorio que quiero que me canten la Noche de las Vírgenes" - La abuela estaba entusiasmada. - Creía que las serenatas eran, más o menos, espontáneas... - "¡¿Qué vas a saber tú si nunca te han rondado?!" - Las pocas veces que lo hicieron salías la primera al balcón y a mi me dejabas dentro de casa. - "Para que no te enfriaras"

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaaaa! - La Cotilla se presentó en el comedor sin previo aviso. - ¿Por qué no llama a la puerta como toda persona civilizada? - Porque soy una jubilada que no puede perder el tiempo en tonterías. - ¡Precisamente, porque está jubilada, tiene todo el tiempo del mundo para perderlo! - ¡Tu nieta no es más tonta porque no se entrena! - "Que te crees tú eso. Está superentrenada"

Decidí cambiar de tema porque la discusión llevaba mal camino para mi. - ¿A usted la rondaron cuando era joven la Nit de las Verges, Cotilla? - Bastantes los que lo intentaron porque yo era como una muñequita de porcelana... - "No te eches flores. Dejalo en una muñequita de cartón, de aquellas que llevaban los labios y los ojos pintados y se deshacían en cuanto las tocaba el agua... ¡Muñequita de porcelana! jajajajajajajaja ¡Que ilusa!"

- ¿Por qué no la rondaron? - Porque tu abuela se las arreglaba para convencer a los chicos que esa noche estaríamos en SU casa. - ¡Abuela, eres una trepa! - "A ver si aprendes y acabas casada con un millonario como yo"

 -¿Y qué repertorio has elegido para que te canten esa noche? - "Pues..." - La abuela fue interrumpida por la llegada de Andresito. - He pensado que, mejor te regalo una joya y dejas para otra ocasión lo de la serenata, cariño. - Desde el borde del acuario, Pascualita se dio cuenta de que a la abuela, ese comentario, le había sentado como una patada en el hígado y sacó su pequeña dentadura de tiburón a pasear. Menos mal que no había nadie a su lado para que le hincara el diente.

- "¡No me digas... !" - Ponte tranquila. - Pero la abuela se estaba embalando. - "¡... que ya no eres nadie en ésta Ciudad... ¡Uf!... y no has conseguido...!" - ¡Cálmate, por favor...! - "¡¡¡QUE ME RONDE LA ORQUESTA SINFONICA DE MALLORCA Y SUS COROS... AAAAAYYYYY....!!!"

Pascualita se zambulló y subió a la superficie, de nuevo, con los carrillos llenos de agua envenenada ¡Y escupió a Andresito en la cara!

Menudo cacao se montó. La abuela desmayándose entre copas de chinchón. El abuelito corriendo por toda la casa, gritando, llorando, moqueando, saltando de dolor mientras ojos, nariz y labios crecían exageradamente hasta convertirlo en un monstruo. Logré que cogiera la botella de chinchón que le ofrecía, se amorró al gollete y se la acabó enterita. Poco después los abuelitos cayeron redondos en los sofás a dormir una mona que se parecía mucho a un coma etílico.

Antes de dormirse, la abuela murmuró con lengua de trapo: "Que caaaanten Clafleliiiiiitos... Calvelitoooos... Clavelitossssss muchaaaaaassssssss veceeeeeees... Andwersito..."


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