miércoles, 17 de octubre de 2018

¡No podemos ir a casa!

Nos costó muchísimo poder salir de la Catedral. Todo el mundo quería ver de cerca a la bisabuelastra, sobre todo el "milagro" del que estaba tan orgullosa.

Las cantidades que ofrecieron por la sirena llegaron a ser astronómicas. Tanto que a punto estuve de venderla. De haberlo hecho mi vida hubiese estado resuelta hasta el infinito y más allá pero... no pude  ¿por qué? Ah, tonterías que hace una de vez en cuando.

Quién no tuvo reparos en hacerlo fue la Cotilla. Se atrinchero en una de las capillas laterales y vendió a la sirena más de cincuenta veces a gente que no tenía ni idea de que ya había sido vendida y revendida. A todos les pidió una señal en euros contantes y sonantes. ¡Y se lo dieron! Muchos firmaron cheques, otros vaciaron sus carteras. Estaba tan contenta al llegar junto a nosotros no pudo callarse y nos lo confesó. - ¡¡¡Mirad que dineral he sacado vendiendo a ese bicho que tenéis en casa!!!

La abuela la cogió por el pescuezo y por poco se lo arranca. - "¡Te lo puedes quedar o hacer lo que te de la gana con el dinero pero, en casa de la nena, no se vende N.A.D.A!" - Tuve que hacer un gran esfuerzo para separarlas. Y sin ayuda del abuelito que salía de un desmayo y caía en otro. Geooorge se acercó con el rolls royce.

En uno de los cortos momentos en los que Andresito volvió a la vida dijo - Nena... dame... asilo familiar en... tu... casa... (y se desmayó de nuevo)

Si el abuelito pensaba que allí estaría tranquilo se equivocó en redondo. La calle y la escalera de mi edificio estaban atestadas de gente que gritaba y se peleaba con los que se colaban. - ¡Dejénme pasar que vivo aquí! - ¡Seguro! Anda ya, tio listo, que nos conocemos todos los trucos ¡Aquí no pasa nadie!

Dimos media vuelta y nos dirigimos a la comisaría. - ¿Está Bedulio? (pregunté a un municipal) - No. Hay jaleo en tu calle y lo han mandado allí. - ¡Vaya! - ¡Enciérranos en una celda! - "¡Corremos peligro!" - La bisabuelastra  que no se enteraba de nada, le dijo al guardia - ¿Quiéres ver mis tetas? - Al pobre le dio un soponcio

 Rápidamente, saqué la botella de chinchón del bolso y bebió unos buenos tragos a morro - Ahora sí que necesitamos una celda ¡se dormirá! - ¡Y se durmió!

De repente sentí una ansiedad de caballo ¡Pascualita estaba sola en casa! y si los del tumulto echaban la puerta de casa abajo ¡la encontrarían y a saber que sería ella! - ¡Tengo que ir a casa, abuela! - "¡Quieta parada. Quién nosotras sabemos está conmigo, en el termo de los chinos. Esta madrugada, al volver de El Funeral, he pasado a cogerla para que hoy pudiera ver la Catedral por dentro... ¡Nunca pensé que la Momia montara tal espectáculo!"

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