sábado, 27 de octubre de 2018

¿Pesadilla?

¡Estoy heladaaaaaaaaaa! Llevo todo el día en el balcón esperando a Bedulio o alguno de sus compañeros pero no ha venido ninguno. Ha hecho sol, ha llovido, ha soplado el viento y yo aguantado el tipo pero... nada.

He llamado al Municipal esta mañana, en cuanto me he dado cuenta de que los animales hablan... No solo sus idiomas sino ¡como yo! Los entiendo y me entienden. ¡Esto no puede ser bueno!

Ha sido Bedulio quien se ha puesto al teléfono: - ¡Menos mal que eres tú! Ven corriendo a casa ¡Los animales me hablan...! - Me ha colgado sin que pudiera terminar de hablar. Una hora más tarde, viendo que no venía nadie, he llamado otra vez preguntado por él. Han dicho que el médico de Urgencias le ha dado la baja por un enorme ataque de ansiedad que le ha dado cuando el Jefe le ha ordenado venir a casa. - Se ha puesto histérico. - Lo siento... ¿Quién vendrá entonces? - ¡Nadie! (la voz tenía un tonillo crispado que no auguraba nada bueno) - Y colgaron.

Las otras veces que llamé solo me permitieron decir una palabra. - ¿Dígameeeee? - ¿El Jefe...? - ¿Dígameeee? - ¿Vendrá...? - ¿Dígameeee? - ¡Porfi...!

Todo ha empezado ésta mañana nada más levantarme. He ido en busca de Pascualita para desayunar juntas y... - ¡Ya era hora, boba de Coria! Estoy muerta de hambre. - La sirena, subida en el borde del acuario ¡me increpaba a gritos, moviendo los bracitos muy airada. La cabeza me dio un vuelco y acabé estrellándome contra la puerta del balcón que hizo un estruendo y a punto, estuvo de romperse. Un gorrión parecía gritar. Entreabrí la cristalera y... - ¡Vas a despertar a mi nidada con tanto ruido, inútil!

Corrí al cuarto de baño y metí la cabeza bajo el grifo. - ¡Eeeeeeh! Ya está bien de salpicar que me romperás la tela y no tengo tiempo para repararla. - Me costó ver de quién era esa voz ¡De la araña pataslargas que tejía del toallero al rincón. - ¡Oh, no! Esto es una pesadilla. Fue la primera vez que llamé a Bedulio.

Entré en la cocina y allí me di el susto definitivo. - ¡Hombreeeeee, por fin! Me tienes abandonado. - ¿Quién me hablaba ahora. Quién? - Busqué por todo - ¡Aquí arriba, alma cándida! - ¡¡¡¿PEPE?!!! - Pascualita se hizo oír: - ¡Tengo hambreeeeeeee!

Me acerqué al acuario para cogerla y me advirtió: - ¡Ni se te ocurra cogerme de la cola! - La llevé, con cuidado, hasta el frutero de la cocina y preparé, rápidamente su cola cao. El mío no porque se me había cerrado el estómago. Me aventuré a preguntar: - ¿Vas a poner la cocina chorreando otra vez? - ¡Naturalmente! -  Pepe la animó. - Me encanta tu enorme personalidad, Pascualita. - No en vano me sirvió para quedarme como Unico Ejemplar de Sirena de los Abismos del Mar ¡Me comí a todas las demás jajajajajajajja! - Se me pusieron los pelos como escarpias.

Murmuré, temblorosa: - Voy a... llamar... a ... la... abuela... - La, ya de por sí, fea cara de Pascualita, se contrajo en una horrorosa sonrisa aznariana y dijo: Yo que tu no lo haría, forasssssssteraaaaa... -Y no  lo he hecho. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario