domingo, 14 de octubre de 2018

La Momia se instala en mi casa.

A la bisabuelastra le dan miedo las tormentas y más ahora que está sola sin sus cubanitos culito-respingones. No para de preguntarme si lloverá, tronará, caerán rayos a puñados. Le digo que no pero no se queda tranquila. Ya no sabía qué hacer y he tomado la decisión de tomarme unos chinchones para ver si se me despejan las ideas... y ha funcionado.

Nos hemos sentado las dos en la cocina cuando ha sonado el primer trueno y he puesto sobre la mesa la cabeza jibarizada de Pepe. La Momia me ha mirado entre asustada y extrañada. - ¿Vas a regalarme un llavero para consolarme? ¿No sabes que el metal atrae a los rayos? ¡Al final tendrá razón tu abuela cuando dice que eres tonta!

- No se trata de eso. Además un amigo no se regala y Pepe lo es mío:. - ¿El llavero? - Amigo. - Lo miró con detenimiento durante un rato, luego dijo: - Si todos tus amigos son así, no me extraña que sigas sin tener un bisnieto...

Empecé a perder la paciencia pero no dije nada por respeto a su avanzadísima edad. - ¿Quiéro contarte la historia de éste hombre... - ¿Qué hombre? - ¡Este! (y señalé a Pepe) - ¿El llavero? - Ahora lo es, antes fue un hombre... - ¿Lo dices por la cara que tiene?... Pues a mi me parece una mujer ¿qué quieres que te diga, nena? - ¡Es un hombre! - ¡Es un llavero, coñe! - Pero antes, lo fue... - ¿Qué, llavero u hombre? ¡A ver si te aclaras...! aunque yo diría que jamás fue hombre. Fíjate bien, es una chica... se ve claramente.

Tomé una copita de chinchón. Mientras, la Momia sobaba la pequeña cabeza. De repente, dijo: - ¡Es una Pitufa! ¡Aaaayyyyyyyyy, que monada!

Mis nervios empezaban a tensarse como las cuerdas de un violín. Carraspeé antes de proseguir: - Como te he dicho antes, quiero contarte la historia de éste hombre... - ¡Chica! - ¡Tengamos la fiesta en paz! La historia la se yo. -

La mirada de la Cotilla se achinó y una sonrisa maliciosa apareció en sus finísimos y arrugados labios. - Así que tú conociste a éste "personaje"... ¿Y se puede saber de dónde lo sacaste? - Me lo regaló el señor Li. Hacía tiempo que lo tenía en su tienda y como no lo vendía, me lo dio. - ¿Y te contó su vida y milagros, no? - ¡Que va? - Entonces... ¿cómo lo sabes tú? - ¿Eeeeeh?... ejem... Bueno... basta mirarle a ... - ¿Los ojos? jajajajajaja ¡Si no tiene!... ¿O te lo contó con su boquita sin lengua? - ¡Ay, no hables así de mi amigo! - ¡¡¡AMIGA!!!

Cuando terminamos la discusión y la botella de chinchón, el temporal se alejaba hacia el mar y a penas se oían los truenos. Entonces la Momia telefoneó a la abuela. - Hola, guapa. Te llamo para decirte que canceles lo de buscarme cubanitos jóvenes. Me quedo en casa de la nena. ¡Me lo paso genial con ella! ¡Es más tonta de lo que pensaba!

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