miércoles, 10 de marzo de 2021

Torrijas.

Se acerca el tiempo de torrijas y no sé si comeré alguna porque la abuela, que es quién las hace, dice que serán para llevar a El Funeral cuando lo abran. - Iré a comerlas allí... - "¿Eres socia?" - No, pero... - "Ni pero, ni pera. Cuando recuperemos la normalidad respetaremos todas las normas, habidas y por haber porque ésta Pandemia nos ha enseñado que éramos muy pasotas y nos pasábamos las normas por el forro. Por eso el coronavirus ha podido hacer estragos y..." - ¡Vale ya. Respira, abuela! ¿Crees que por comerme una torrija, hecha por ti, en un sitio donde todo el mundo me conoce, me va a atacar el bicho aunque esté vacunada? - "¡Exactamente!"

- Entonces no podrás llevarte a Pascualita, camuflada de feo broche, porque tampoco es socia y... - "¡Alto ahí! ese es otro cantar. La sirena es mi amiga, la que me cura el asma, la que... " - ¡Y yo soy tu nieta! - "Pues, por eso mismo, no comerás torrijas en El Funeral"

Estoy depresiva... Así que doña Pascuala comerá torrijas y yo no. Voy a vestirme de penitonta y desfilaré pasillo arriba y abajo, cantando por lo bajini eso de ram, ram, ram pataplán ¡tiru, tatatiiiiiru...! llevando uno de los cirios de la Cotilla encendido y algunos confites de Semana Santa en el bolsillo de la bata para tirárselos a mi primer abuelito, a la mariposa blanca, al árbol de la calle... ¡snif!... a la cristalera del balcón, a Pepe el ... ¡snif... snif!... jibarizadoooooo... ¡Buaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!

Ahora estoy peor porque ha venido la Cotilla y le he comentado todo el tinglado que quiero hacer y, en lugar de entenderme, apoyarme y darme ánimos, me ha dicho que las velas son para su gurú Bárcenas y cómo se me ocurra coger alguna me... ¿capar? No, no ha dicho eso pero, sí algo parecido.


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