martes, 8 de noviembre de 2022

¿Ataúlfo, dónde estás?

 - ¡Avemariapurísimaaaaaa! ¿Dónde está mi pececito de colores? - La Cotilla llegó a casa cargada con un montón de submarinos atómicos de plástico, igualitos al que le di a Pascualita. Ahora sé porque la perseguía la mafia china. - ¿Ha ido a pescar submarinos nucleares? - No era mi intención pero me encontré en la acera una caja llena, que no era de nadie y claro, para que se los lleve otro, me los llevo yo. Verás que ilusión le hará a Ataúlfo. Por cierto ¿dónde está?

Un murmullo recorrió la casa. Todos los personajes, al alimón, decían - Ay, ay, ay, ay. - Pero yo seguí como si tal cosa. - ¿Dónde está, quién? - Ataúlfo, mujer. - Eso digo yo ¿dónde está? - ¿Cómo voy a saberlo si estoy casi todo el día fuera de casa? (protestó la vecina) - ¿Y qué quiere? ¿que le tenga el ojo puesto encima todo el rato? ¡Solo me faltaba ésto!

- Tengo el pálpito de que le ha pasado algo malo. - ¡Que dramática es usted! - El murmullo seguía: - Ay, ay, ay, ay... - Pero es que no aparece... - No me extraña. se pasa el día zascandileando por ahí y me deja el suelo lleno de agua. - ¡Pues no le dejes que salga de la pecera! - ¡Hey! no quiero responsabilidades.

De la cocina llegaban los OOOOOOOOOOOOOOO de Pepe el jibarizado con la misma cadencia que el Ay, ay, ay... de los demás.

El tiempo fue pasando y Ataúlfo no aparecía por ningún lado. Al final eché el resto diciendo: - Seguro que se lo llevó al trapicheo y se habrá perdido por ahí. - ¡Ya tardabas en decir la tontería del día! ¿Cómo me lo voy a llevar sin la pecera, boba de Coria? - Saltaría dentro de su bolso sin que usted se diera cuenta... - ¿Y luego qué? - Saldría a ver el ambiente del trapicheo, le gustaría, saltaría y se perdería entre tantas piernas y carritos de la compra...

- ¡¡¡AAAAAAAAYYYYYYY, NOOOOOOOOOOOOO!!! ¡¡¡BUAAAAAAAAAA!!! -

La Cotilla se ha pasado la noche llorando a moco tendido y a mi me duelen los brazos de tanto usar la fregona recogiendo lágrimas porque, la última vez que una llantina de estas inundó la casa, el merluzo de Bedulio me multó por tirar agua a la calle.

La voz agotada y rencorosa de la fregona, djjo: - Te denunciaré a mi Sindicato por abuso de poder, por obligarme a hacer horas extras gratis y contra mi voluntad ¡Esclavismo puro y duro se llama esto. ¡Menudo puro te va a caer!

No hay comentarios:

Publicar un comentario