miércoles, 2 de noviembre de 2022

Lecciones de ética de la Cotilla.

 - ¡Avemariapurísimaaaaaaaa! vengo cansadísima, boba de Coria... Tengo agujetas hasta en las pestañas ay, ay, ay...

La Cotilla ha llegado sin resuello y se ha espatarrado en la butaca de la salita: - Dame un chinchón on the rocks, a ver si me levanta el ánimo, nena. - ¿Por qué no deja de zascandilear por ahí todos los días, mujer? Con el capitalito que debe tener escondido en la faltriquera tiene para vivir seis vidas más. - No levantes falsos testimonios que te puede oír Hacienda, jodía. 

Le di carrete en la conversación a fin de que se calmara pero fue peor el remedio que la enfermedad porque me sermoneó sobre los jóvenes de hoy en día: No son constantes en sus puestos de trabajo. Lo primero que preguntan no es ¿qué hay que hacer? sino ¿cuánto cobraré y cuando libraré? - ¿A santo de qué viene esto? - Pues que no se puede dejar un trabajo así como así. En el trabajo hay que cumplir, ser seria. ¿Qué crees que pensarían de mi los curas de las iglesias donde "limpio" los cepillos si, de repente, faltara al trabajo? - Supongo que brindarían con cava del bueno por haber perdido de vista a una ladrona.

De la cabeza de la vecina salió un humo espeso que hizo toser al abuelito que se asomó al oírnos hablar. - La Cotilla se enfadó muchísimo: - ¿Pero a ti quién te ha educado, lengua larga? Eres una mal hablada. ¿Una ladrona yo? ¡¡¡¿YOOOOOOOO?!!! - ¡Le gusta más Amiga de lo Ajeno? - Suena más educado (dijo la pardala)

 

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