lunes, 10 de febrero de 2020

De momento no hay bisnieto.

- Mi esperanza de encontrar un hacedor de bisnietos se está yendo al traste, Pascualita. Es triste ser una incomprendida cuando tengo las cosas muy claras en mi cabeza. Por eso he salido a la calle muy temprano, sin desayunar.

- En la calle había cuatro gatos. Uno a uno les he preguntado si querían hacerme un bisnieto. Alguno ha salido corriendo, otro ha intentado abrir de par en par sus ojos legañosos aún. Otros, simplemente, me han llamado borracha. ¿Qué les pasa a los hombres?

Pascualita escuchaba (quiero creer) mi historia mientras saltaba, una y otra vez, dentro de su taza de cola cao. También Pepe parecía interesado pero con la cabeza jivarizada nunca se sabe porque es tan callado el pobre...

- El caso es que, cada vez que salga a la calle, lo intentaré de nuevo. Es imposible que no encuentre a nadie dispuesto a satisfacer la gran ilusión de la abuela... En caso de que no fuera así he pensado que podría pedírselo a Geoooorge, pero es inglés... Ni europeo siquiera. Solo inglés y me da apuro que el bisnieto salga con aires de mayordomo estirado.

- También podría pedírselo al butanero pero éste gremio tiene mucha demanda de visitas íntimas y la demora puede ser de medio año. Para entonces ya puedo tener la menopausia... o no.

Pascualita se ha cansado de escucharme. Se ha impulsado con su fuerte cola de pez y ha ido a caer en el nido vacío del árbol de la calle. Desde que lo descubrió lo ha tomado como segunda vivienda y  hay días que se pasa allí las horas muertas.

No me extraña porque desde allí tiene buenas vistas a la calle y se entretiene. También le sirve de refugio cuando la Cotilla está en casa. Mucho me temo que está planeando emanciparse de mi la muy jodía.

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