martes, 11 de febrero de 2020

Dicen que hago ruído... ¿yoooo?

Bajo a la calle y en el portal me encuentro con Bedulio. - A tí te quería ver. Los vecinos te han
denunciado por escandalosa. Dicen que, cuando te pones a hacer ruído, ni se puede dormir, ni oír la televisión, ni siquiera discutir con el pariente o la parienta, porque no se oyen. ¡Toma, la denuncia!

- ¡No la quiero! - ¡Tienes que cogerla! - ¡No me da la gana! Ni que fuese yo la única que hace escándalo en mi finca. - Aquí tengo otra denuncia. Esta es de hombres del barrio a los que has acosado insistentemente. - ¡Mentira! - ¡Léelo. Aquí lo pone. Están atemorizados y algunos tienen que levantarse más temprano para ir a trabajar porque tiene que dar un gran rodeo para no encontrarse contigo. - ¡Pero si solo quiero que me hagan un bisnieto para mi abuela! Esto no es acosar sino pedir un favor.

El Municipal intentó que yo cogiera los papeles pero no cedí. Cuando, desesperado, vi que iba a sacar la porra, le grité: - ¡Sube a casa si eres hombre y dáselos a mi primer abuelito! - ¡¡¡Lagarto, lagarto!!! gritó . Después dio media vuelta y se fue corriendo - ¡Me esperan en el cuartel!

Llamé a la abuela para contarle mis desengaños. - Nada, que nadie está por la labor de hacerte bisabuela... ¿Tu crees que Geoooorge...? - "No creo que sea buen momento para pedirle nada porque, desde que no es europeo parece que no levanta cabeza. Y eso que antes le gustaba la idea de ser solo inglés."

Estoy de capa caída. Me siento con Pascualita y la botella de chinchón, en la salita y entre copita y copita, nos entra la modorra... Solo la Cotilla es capáz de despertame cuando grita: - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaaaa! ¿Qué haces bebiendo sola, boba de Coria?

- ¡¡¡AAAAAAAAYYYYYYYYYYY!!! (grita la vecina mientras señala mi falda) - ¡¡¡UN BICHOOOOOO!!! - Sin darme tiempo a reaccionar, le pega un manotazo a la sirena y la estrella contra la pantalla de la tele. Luego se quita la zapatilla y, a paso de carga, va a por ella para rematarla.

- ¡¡¡NOOOOOOOOOOOOO!!! (grito yo al tiempo que me tiro en plancha sobre la Cotilla y rodamos por el suelo entre gritos y rotura de muebles) - ¡¡¡EL BICHO DEL CORONAVIRUUUUUUUS!!! - (exclama fuera de sí) - Salto hacia adelante, recojo a Pascualita. La pobre está más allá que acá. La meto en mi escote y corro hacia el acuario pero... no llego.

Furiosa, la medio sardina, me arrea un bocado en una teta que, inmediatamente, crece, crece y CRECEEEEEE hasta hacerme ir de lado mientras salto, lloro, moqueo, grito, etc. etc....

Durante un segundo de lucidez oigo como los vecinos aporrean mi puerta... 





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