sábado, 30 de marzo de 2019

Aclarando asuntos.



Poco a poco las cosas van volviendo a su cauce y aunque no creo que, ni al abuelito ni a Geoooorge, se les olvide la "faena" de la caldereta de langosta, nadie habla de ello salvo la Cotilla. Sin embargo, y tal vez para olvidarlo, Andresito parece haber tomado conciencia, ahora, de lo que dijo la vecina sobre Pascual y su relación con la abuela.

La Cotilla no pierde ocasión de presumir de sabelotodo delante del abuelito. Les pillé en plena conversación: - ¿Así que ya hace tiempo que lo sabes? - ¡Siííí! No te lo dije para no molestarte. - ¿Tú le conoces al tal... Pascual? - Sí... bueno, no lo he visto nunca pero lo he tenido cerca muchas veces. Es muy escurridizo. - ¿No te lo estarás inventando? - ¡Que va! Ya son muchas las veces que llegó y al verme, cambian de conversación y el nombre de Pascual queda flotando en el aire. Dicen Pascu... y disimulan. - ¿Mi nieta también? - ¡Huuuuy! ésta es la peor porque hace de Celestina y les presta su casa para sus... sus "cosas" íntimas.

- Ya sabía yo que tanta mini falda, taconazos altísimos, lo guapa que es, las piernas que tiene, el pech... - ¡Para, para! A  mi no me vendas la moto. Tu mujer es una fresca como la copa de un pino.

Yo sentía que la rabia empezaba a dominarme. ¿Tendría que contarle al abuelito la verdad sobre el tal Pascual? Eso sería como poner a Pascualita a los pies de los caballos... Decidí hablar con la abuela. Unos minutos después entró en casa dispuesta a todo. Por si acaso yo había guardado los cuchillos en la despensa, bajo llave.

Pascualita la vio pasar por delante de su acuario a galope tendido. Entró en la salita donde estaban aquellos dos, cerró de un portazo y lo único que escuché fueron gritos, primero de los tres, después se fue imponiendo la voz de la abuela. Por último salió con la cabeza bien alta, la botella de chinchón en la mano y la sonrisa de triunfo en la cara. Al pasar junto al acuario echó un buen chorreon de licor al agua de mar. Pascualita nadó rápida hacia él para bebérselo todo antes de que se aguara demasiado.

- ¿Ya está? (le pregunté) - "Sí. Vamos a brindar por nosotras y tu primer abuelito" - ¿Y eso? - "Ha pasado de fantasma a fantasma protagonista" - ¡Anda! - "Les he revelado que su tercer nombre era Pascual y así le llamaba yo en la intimidad" - ¿A sí? - "Es mentira, boba de Coria. Y que cuando sentía remordimientos por el modo de morir que tuvo..." - Quedé con la boca abierta y sin sangre en las venas. - ¿Entonces... ay, ay, ay... ¿Fuíste tú...? - "Toma chinchón y calla... pienso en él y le llamo por ese nombre: Pascual" - ¡Ostras! ¿Por eso la Cotilla no lo ve, verdad? - "No eres más tonta porque no te entrenas, nena"


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