miércoles, 13 de marzo de 2019

En casita.

Pascualita está comatosa. El Mejilla-gorda que la tenía, al no saber qué hacer con ella porque, ni es carne ni pescado, la metió en una jaula como si fuera un jilguero. Y recibió un nuevo mordisco, esta vez en el dedo gordo de la mano derecha que yo, al verlo, tomé por un botijo.

En casa la metí en el acuario y, aunque a duras penas, empezó a revivir. La abuela vino corriendo a ver a su amiguita del alma. Lloró tanto, de alegría dijo, que terminó de llenar el acuario con sus lágrimas, o sea, de agua dulce y casi remata a la pobre sirena. - ¡Abuela, hay amores que matan, mujer! - ¡¡¡PAPAM!!! por toda respuesta, me atizó un pescozón que di palmas con las orejas.

Pascualita sigue comatosa, pero menos. Aunque su siniestro color de ahogado no ha mejorado nada y da grima mirarla. De vez en cuando pega la carita al cristal y siento un escalofrío ¡Que fea es la jodía!

Bedulio vino a verme por órden de sus jefes. Les contaron el episodio de la Plaza de España y recibió un rapapolvo. - Si una ciudadana te pide ayuda ¡se la das! - Pero... - Ni pero, ni pera. ¡Andando para su casa a pedirle disculpas!

El hombre venía cariacontecido, mirando a todas partes, asustado. - Siento, porque me han dicho que te lo diga, no haberte ayudado... - ¡Mentira! jajajajajaja - Si vas a empezar así, me voy... - ¿Tengo que firmarte algún papel para confirmar que has cumplido lo ordenado? - Sí...

Pensé que me iba a divertir con el pobre Bedulio a costa de sus nervios pero la cosa se desmadró cuando, al mirar por enésima vez, a diestro y siniestro, vio "la cara del fantasma de un ahogado" mirándole, bizco perdido, a través del cristal del acuario.

En mi vida he oído un alarido tan espantoso. Aún se me ponen los pelos de punta cuando lo recuerdo. Se levantó de un salto, tiró la silla al suelo, pegó con la cabeza en la lámpara del comedor, rompiéndola, se atascó en la puerta de casa porque era incapaz de abrirla y cuando lo hizo, pegó tal portazo que saltaron las bisagras, luego saltó por el hueco de la escalera para llegar antes a la calle y desparecer como alma que lleva el diablo. Menos mal que vivo en un  primer piso...

Una hora después, llegaron los Geos y registraron la casa de arriba abajo en busca del "ahogado"

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