domingo, 24 de marzo de 2019

Haciendo empanadas.



La abuela me ha llamado: - "Hemos tenido que ingresar a Geoooorge en la UCI" - ¡Ostras! ¿Qué le ha pasado? ¿Ha tenido un accidente de tráfico? Ya me parecía a mi que beber tanto te no podía ser bueno. - "No es eso. Esta madrugada, cuando hemos vuelto de El Funeral, lo hemos encontrado tirado sobre la alfombra de la sala." - ¿Estaba muerto? - "Noooooo... Estaba de parranda" - Pero... ¿no estaba en la UCI? - "¿Y a tí te parece, boba de Coria, que si estuviese muerto lo tendrían en la UCI?" - Ah, no sé, porque los ingleses son un rato raros.

Yo estaba en la cocina haciendo la masa de las empanadas, muy pendiente de la receta para que me saliera bien y, además, vigilaba a Pascualita que, reptando sobre la encimera, parecía una croqueta rebozada en harina.

Escuché el profundo suspiro de la abuela al otro lado del teléfono. Parecía cabreada. - Sigue, abuela, o me voy a quedar sin saber si vamos a ir de funeral o no. - "Está muy grave el pobre..." - No le hagas mucho caso a tu mayordomo porque es un poco "figurita" La gusta ser el centro de atención. - "Tiene Empacho de Brexit. Algo que está tomando dimensiones de epidemia en Gran Bretaña" - ¡No me digas! ¿Eso se contagia? - "Parece ser que sí" - ¡Uf! ¡Lagarto, lagartoooooo!

No hablamos mucho más. Y yo pude seguir con mi trabajo artesanal. Poco a poco y con mucho arte, fue haciendo las cazoletas de las empanadas, llenándolas después y cocidas al horno. Estaban buenas ¡ya lo creo!

Cuando tuve llena una de las bandejas de horno, la horneé y me senté a esperar el resultado. - ¿Qué bien huele, verdad, Pascualita?... - (No hubo ningún movimiento). - ¿Te has dormido? - ¡Que vaga eres! Vale, si no sales jugaré con Pepe... ¡Pascualitaaaaaaaaaaaaa. Pascualitaaaaaaaaaa!

Puse la cabeza jivarizada sobre la encimera dispuesta a darle celos a la sirena. - ¡¡¡Pepe es la cosa más bonita que ha parido madre!!! - A los pocos minutos de aburrí de ese juego. - ¿Dónde estás, Pascualita? No vayas a quemarte que voy a sacar la bandeja del horno.

A punto de cerrar la puerta del horno noté un movimiento sospechoso dentro de una¿ empanada. Me asusté: - ¿Qué era eso?... Me devané los sesos hasta, finalmente, se hizo la luz. --- ¡¡¡Pascualitaaaaa!!!

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