martes, 5 de marzo de 2019

Pascualita está com un botijo.



Esta vez Pascualita se ha pasado siete pueblos comiendo. Tiene la barriga como un tonel. Nunca pensé que una cosa tan pequeña pudiera comer tanto. Hasta la abuela se ha asustado - "¿Qué te ha pasado, cariño mío?" - Me he hecho un cortecito de nada... - "No estaba hablando contigo ¿se puede saber qué demonios le das de comer a la pobrecita? ¿No ves que no cabrá en el acuario" - Pero si se lo diste tú, abuela. - "No levantes falsos testimonios ante mi, boba de Coria, que no respondo." -

Me coloqué al otro lado de la mesa del comedor, por si se escapaba un pescozón y seguí razonando con ella. - Le diste todos los peces desollados... ¿no lo recuerdas? - "Sí, pero no era para ponerse así..." - Eran unos cuantos kilos. - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaa! ¿De quién habláis? - preguntó la Cotilla entrado en casa, pasillo adelante. - "De Pascua... Esto... de Merceditas la estanquera"

La Cotilla frunció el ceño. - ¿Me tomas por tonta? Pues anda que no hace tiempo que la pobre Merceditas está criando malvas ¡Hablábais de Pascual! No tenéis vergüenza ninguna de las dos. ¡Pobre Andresito, todas te traicionan menos yo!

- "Para de hacer comedia y deja a mi marido en paz." - ¡Pero si no lo quieres! Estás con Pascual como Pedro con la guitarra. Pásame a Andresito y quédate con tu querido Pascual. - ¡Pero la Torre del Paseo Marítimo es para mi (solté de carrerilla) - Perdona pero Andresito y la Torre forman un lote. - ¡Pero soy su nieta! - Putativa. - ¡¡¡OIGAAAAAAAAAAA!!! - No he dicho nada malo.

La abuela cogió la sombrilla roja con dragones y cerdos pintados, que ha comprado en la tienda del señor Li y se fue, harta de oírnos. - ¿Dónde va con eso? - A que no le de el sol. Ahora quiere ser blanca como una patena. - La Cotilla quedó en silencio Y se escuchaba el ruido que hacía su cerebro mientras procesaba información. - ¿Es una nueva táctica para ligar? - No le sé decir...

Por el rabillo del ojo vi a Pascualita haciendo un gran esfuerzo para subirse en el borde del acuario. No pudo con el peso de su cola y se dio una costalada contra la superficie del aparador. - ¡Papam! (sonó) - ¡¿Qué ha sido eso, boba de Coria?! - El ánima de mi primer abuelito... (lo recuerda) - ¡No digas tonterías! (la voz de la Cotilla denotaba temor) - Me quiere mucho y no le gusta que me quiten cosas... - Si no te conoció. - En vida no... - ¡Deja de decir tonterías!

- ¿Quiére un chinchón? - Pues... ¿Seguro que es él? - ¡Seguro! - De un salto se plantó en la escalera y se largó.

Recogí a Pascualita y antes de soltarla, de nuevo, en el acuario la amenacé con el dedo índice: - A partir de mañana: Operación bikini.

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