martes, 31 de mayo de 2022

La flor.

La única maceta de mi balcón, dejada de mi mano, ha sacado una flor. Una policromada flor que ha captado mi atención por su espectacular colorido. - ¿De dónde sales tú? (le pregunté, asombrada) - Soy fruto de la Madre Naturaleza porque si tengo que serlo tuyo, a éstas horas estaría como el bisnieto de tu abuela ¡en el Limbo!

No pude rebatir a la airada flor pero si tuve ganas de arrancarla de cuajo para darle un escarmiento a la redicha esa. Me paró la voz del árbol de la calle: - ¡No lo hagas! (¿o me ha leído el pensamiento o es un espía del CESID?)

El fru frú de la seda movida por el viento del Más Allá me anunció la llegada de mi primer abuelito. - ¡Vaya, veo que tengo competencia! (¿había un deje de envidia en su voz?)

El sudario,color aguamarina, le sentaba como un guante y no pude por menos que piropearle: - ¡Estás arrebatador, antepasado mío! - Sonrió aunque le costó un poco, luego se esfumó.

 En ese momento llegaron la abuela y la Cotilla. - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaa! (se anunció la vecina mientras la abuela caminó hasta la cocina a dejar una bandeja de ensaimadas - "Para comerlas con un helado de chocolate ésta tarde" - ¡Buena idea!

- ¿De quién es esa flor del balcón? (preguntó la Cotilla) - Mía. - Me la llevaré al trapicheo a venderla y las ganancias a medias. - ¡Ni hablar! - Si en dos días estará muerta. - ¡Que no! - Hay que sacarle provecho antes de que se mustie. - ¡He dicho que NO!

La abuela llevó a Pascualita, camuflada en el feísimo broche de siempre, a ver la flor. - "Es preciosa!" (le oi decir) "¡Divina!" "No he visto nada igual. Mira, Pascualita" - Se agachò para que pudiera verla bien y yo pensé que no era buena idea porque no hay bicho en el mundo más celoso que la media sardina. Y como tal, actuó. En un segundo se la zampó.

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