viernes, 8 de marzo de 2024

Los sacristanes y la Cotilla.

No gano para pagar multas y desaguisados y no me ha quedado otra que ir a pedirle aumento de sueldo a mi jefe. - Aprende a administrarte, guapa, que no está el horno para bollos. Además. para lo que haces, ya estás bien pagada.- Con ésta frase lapidaria zanjó la conversación. 

Llevo todo el día de morros con los de casa y los de afuera y no paro de cavilar cómo puedo hacerme con más dinero. Algunas cosas han pasado por mi cabeza, como por ejemplo, quitarle la bolsa al de las treinta monedas de plata... pero no serviría de nada porque no son de curso legal.  

Más efectivo me parece pedir a la Cotilla que me deje ayudarla a "limpiar" cepillos de las iglesias. Ella tiene una edad avanzada y si hay que correr, a mi se me da muy bien. Me dirá que sí.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa! ¡Como corren los sacristanes modernos! Ay, por poco me pilla el muy jodío jajajajajajaja. - De eso quería hablarle, Cotilla... Ya es hora que se busque una ayudanta para estos trabajos... - No vas desencaminada, nena. Empiezo a notar los esfuerzos cuando voy cuesta arriba. - ¡Claro! Llega sin resuello. - ¡¿YOOOO?! ¿Me estás llamando vieja? ¡Cuando se entere tu abuela le gustará menos que a mi porque ella es medio día mayor que yo! 

Y salió escopeteada hacia la Torre del Paseo Marítimo a chivarse. 

Llamaron a la puerta. Un señor sudando a mares, con zapatillas deportivas, chándal de colorines, cinta elástica en la frente y respiración tan agitada que, al resoplar, me despeinaba, preguntó: - ¿Vive aquí la señora Cotilla? - Oficialmente, no. - ¿Esta no es su casa? - No, es en el 4º. - El letrero que dice que el ascensor no funciona ¿es una broma, verdad? 

Al verme negar con la cabeza se dio la vuelta y comenzó la ascensión xino, xano...

No volví a verlo pero sí una nota que tiró por debajo de la puerta: ¡¡¡BRUJAAAA!!! .Firmado el sacristán de San Policarpo virgen y mártir...

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