lunes, 25 de marzo de 2024

Menudo trajín.

En casa hay expectación ante la llegada de la Semana Santa porque los comensales van a tener su única comida del año. Son tantos los nervios que les ocasiona la espera que se están poniendo malos de la barriga. No me ha quedado más remedio que sacar el cuadro al balcón por lo que pudiera pasar.

Naturalmente, el árbol de la calle ha dado el espectáculo quejándose y llorando como una Magdalena: - ¡No puedes hacerme esto! ¡No tengo porque aguantar olores que no se corresponden con mi naturaleza... snif...! ¡Te denunciaré a los de Parques y Jardines! Y así ha seguido ¡que si patatín, que si patatán! ¡Qué pesadez de árbol, cooooñe!

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaa! - La Cotilla, que estos días está en plena efervescencia laboral, porque donde hay concentración de gentes ella practica la "limpieza" de carteras, entró en casa y fue, directa, al aparador. - ¡¿Y la Santa Cena?! (preguntó con voz estridente debido a los nervios) - En el balcón. 

Con la mirada desencajada, corrió a por él. - ¡Quieta, parada! Ni lo toque. - ¿Cómo vas a encontrar novio si estás como una cabra? ¡Me llevo el cuadro porque lo tengo apalabrado con unos del trapicheo! - ¡COTILLA, TENGAMOS LA FIESTA EN PAZ!

De repente, los comensales se asomaron asustados: -  ¡No puede vendernos! ¡Tenemos que cenar! - Eso. A ver si me entero, de una vez, que fue lo que comimos entonces (dijo el despistado)

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