lunes, 4 de marzo de 2024

¡Casi me descubro!

Pascualita, alguno de los personajes de casa y yo hemos pasado la mañana sentados en el balcón, al sol. Se estaba tan bien que nos dormimos. Hemos sido despertados por los gritos de los comensales de la Santa Cena: - ¡¡¡QUEREMOS IR AL SOL!!! ¡¡¡FUERA DISCRIMINACIÓN!!! 

Tuve que ponerme fuerte porque aquello era un escándalo: - ¡Me van a echar del barrio por vuestra culpa! ¡¡¡A CALLAR!!!

Pero no había quién los parara. Para hacerme oír, tuve que gritar más que ellos y pronto llegaron las quejas de los vecinos: - ¡A vivir en medio del campo, con las cabras! 

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaa! ¡¿Qué haces dando berridos en el balcón, boba de Coria?! - ¡No soy yo, Cotilla! Son éstos que... estooooo... ¿Qué yo grito? Pues sí que está usted buena.

-  No puedo decir que hablo con los personajes de casa porque acabaría en camisa de fuerza. Así que huí hacia la salita para que no me preguntara más. Puse la tele. Salía tanta nieve que amenazaba con invadir mi hogar. Las noticias hablaban de temporales de nieve, viento, agua y sequía. Un auténtico poupurri.

De repente, un ejército de bolas de polvo, plañideras, se arremolinó a mis pies llorando a lágrima viva mientras no le quitaban ojo a la pantalla. En ella aparecían las grandes bolas rodantes que recorren Estados Unidos sin descanso, siendo atacadas por el mal tiempo. Fue tanto lo que lloraron las de casa que el torrente de lágrimas hizo con ellas una papilla que la sirena se fue merendando tranquilamente.

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